Es importante entender qué es la curva de epidemia para cualquier enfermedad cuyo brote sea tan intenso como el que está ocurriendo con el coronavirus de Wuhan.
En estos días, se está hablando mucho de un término conocido como “curva de epidemia”, en el que se basan las autoridades para tomar las drásticas decisiones para la contención de esta pandemia global que ya ha sido declarada así por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En este post, queremos abordar este concepto de qué es la curva de epidemia para que todos entendamos el alcance y la magnitud de lo que supone su influencia en la vida de la sociedad entera respecto al coronavirus o COVID-19 que está tan presente actualmente en la vida de millones de personas, tanto en los afectados como en las personas que deben seguir las instrucciones para su correcta contención.
Exactamente, ¿qué es la curva de epidemia?
La importancia de entender qué es la curva de epidemia reside, especialmente, en la velocidad tan alta con la que se ha propagado este virus desde que se conocieran los primeros casos en diciembre de 2019 en China, concretamente en la ciudad de Wuhan, por la que muchos lo conocen como coronavirus de Wuhan.
Esta circunstancia generó una fuerte alarma, puesto que pasó de ser un problema local del país asiático a ser una pandemia global declarada por las autoridades sanitarias.
Casi todos los países del planeta cuentan con algún caso y la naturaleza del COVID-19, que se transmite con suma facilidad entre personas, hace que la población se mantenga alerta ante lo que puede suponer para sus vidas.
La velocidad con la que surgen nuevos casos de personas afectadas es la que rige la curva de contagio del coronavirus: en los países en que la transmisión se produce de forma vertiginosa, la curva será más pronunciada, mientras que las curvas más suaves o “chatas” hablan de un territorio en que las medidas han surtido efecto y los casos se reparten más a lo largo del tiempo.
De esta forma, las instituciones correspondientes pueden conocer el patrón del virus para determinar los planes de contención más adecuados.
Aplanar la curva, el objetivo primordial de los gobiernos
El sistema sanitario, dada su capacidad, necesita que la población contribuya a lo que ya muchos conocen con la expresión de “aplanar la curva”.
Se trata de un medio fundamental para parar el colapso previsto del servicio de salud y mantener a raya, por tanto, el número de fallecimientos debido a los efectos de esta enfermedad.
Intentar frenar el contagio masivo del virus va más allá de aplanar la curva, ya que la menor afluencia y contacto de personas afectadas con los sanitarios minimizará cualquier riesgo de contagio de los profesionales que atienden a los pacientes, lo que acabará siendo otra forma de contención de la pandemia.
En un gráfico en que uno de sus índices sea el número de casos y el otro sea el tiempo, cuanto más alto se mantenga el pico en un corto período, mayor desbordamiento de los recursos sanitarios existirá.
Esta es la importancia vital de lo que se considera aplanar la curva, en busca de mantener a raya la propagación de un virus que está afectando a un gran número de personas y que, solo mediante el cumplimiento de las estrictas órdenes del Ejecutivo, nos acercaremos al objetivo de un buen funcionamiento de los hospitales y centros sanitarios.
En España, el Estado de Alarma se ha declarado cuando las autoridades han apreciado una curva demasiado pronunciada en un corto lapso de tiempo, como también sucedió antes en China o Italia.
Este fenómeno, asociado al colapso de los medios de una nación en el campo de la salud, puede hacer que, en momentos de cotas máximas de casos, muchas personas mueran al no poder ser atendidas como deben.
Teniendo en cuenta esta circunstancia, se entiende mejor la necesidad de aplanar la curva de contagio del coronavirus.
Se trata, en definitiva, de entender que la batalla contra el virus, sea cual sea, es muy compleja y prolongada en el tiempo, por lo que la contención pasa a un segundo plano, un fin muy lejano, primando lo que los expertos llaman “retrasar y contener”
Cómo aplanar la curva
Japón es un gran ejemplo en este sentido, consiguiendo una curva muy suave; para que lo entendamos mejor, el 16 de enero se dio el primer caso en el país nipón y el 9 de marzo (mes y medio después), se alcanzaron los 500 infectados.
Esta circunstancia contrasta con países como China, Italia o España, grandes protagonistas hasta el momento de esta pandemia, donde para llegar a esa cifra solo se necesitaron unos días.
Para acabar con la curvatura, son muchas las medidas y acciones destinadas a que la curva no alcance las cotas temidas por el sistema sanitario pero solo con el cumplimiento y el distanciamiento social puede considerarse como algo necesario para colaborar con el personal de los hospitales y demás recursos de la salud.
Iniciativas como la del #quédateencasa son las que mejor resumen los planes de contención de las instituciones para contener la propagación del COVID-19.
Uno de los consejos esenciales es que, en caso de que notes que desarrollas síntomas relacionados con esta enfermedad, te quedes en casa y contactes con los números de teléfono habilitados por cada Comunidad para esta situación excepcional por la que se ha declarado el Estado de Alarma y que indican el modo de pasar la cuarentena.
Si no notas síntomas y quieres prevenir cualquier medio de contagio, puedes seguir el protocolo establecido por Sanidad para tratar de evitar cualquier riesgo, como el lavado de manos correcto, la distancia mínima de un metro con otras personas, hacer caso de las instrucciones de las autoridades, ignorar los bulos o falsedades sobre el coronavirus, o cubrirnos con el codo, la mano o un pañuelo desechable al toser.
Estas son algunas de las instrucciones esenciales para aplanar la curva de contagio y ayudar a mantener los recursos sanitarios en orden para atender todas las asistencias requeridas.
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