La artrosis es una de esas enfermedades que se asocia a la vejez. Según las estadísticas esta enfermedad afecta a 242 millones de personas en todo el mundo y su incidencia ha crecido un 20% en los últimos años, convirtiéndola en una de las principales causas de incapacidad permanente. La mitad de los mayores de 50 años presentan signos radiológicos de artrosis y es más frecuente en mujeres que en hombres.

A continuación te ofrecemos la información más relevante sobre la artrosis, incluyendo causas, síntoma, diagnóstico y preguntas frecuentes.

¿Qué es Artrosis?

La artrosis es una enfermedad degenerativa progresiva de las articulaciones como las rodillas, las caderas, la columna vertebral, los dedos de los pies y los dedos que se manifiestan por el dolor, la rigidez y la hinchazón de la articulación. La palabra artrosis se deriva de la palabra griega" arthros "que significa " unión”.

Una articulación es el punto de contacto entre dos o más huesos. Las articulaciones son las que nos dan libertad de movimientos y están protegidas por cartílago, que evita la fricción que producirían los huesos al contactar entre sí.

Sin embargo, con el paso del tiempo el cartílago se va deteriorando por la tensión a la que se ve sometido. Si se llega a cierto punto de desgaste, hablamos de artrosis. En esta patología a capa de cartílago lisa y elástica, que protege la articulación del impacto y la fricción, se destruye de forma progresiva. Si los huesos de la articulación terminan frotándose directamente entre sí, se desgastan o incluso se deforman.

La artrosis no es una enfermedad de aparición aguda sino progresiva. La ruptura del cartílago comienza con grietas que van haciendo más profundas hasta que llegan al extremo del hueso. La artrosis también se llama reumatismo por desgaste u osteo-artrosis.

Las articulaciones que soportan el peso del cuerpo, como la rodilla y la cadera están sometidas a una tensión más intensa y con frecuencia se ven afectadas por la artrosis. La artrosis afecta principalmente a la columna vertebral, las caderas, las manos y las rodillas, pero también hay desgaste del cartílago de los hombros, los codos, los tobillos, el cuello e incluso la mandíbula y el hueso púbico. Aunque en realidad todas las articulaciones pueden verse afectadas.

Sin embargo, la artrosis va más allá del proceso normal de envejecimiento; el desgaste asociado a la edad por sí mismo no suele provocar artrosis; hacen falta otros factores que agraven el desgaste; entre los que más contribuyen a la aparición de la enfermedad destacan los siguientes:

  • Sobrepeso: los kilos de más provocan una mayor tensión en las articulaciones.
  • Malos hábitos posturales: posturas y esfuerzos que aumentan la tensión en las articulaciones.
  • Uso excesivo de la articulación.
  • Lesiones en la articulación
  • Desequilibrios hormonales: algunas alteraciones hormonales favorecen la aparición de artrosis. La falta de estrógeno, por ejemplo, en mujeres menopáusicas puede causar un mayor número de patologías de artrosis.
  • Desnutrición: Varios estudios demuestran que hay una deficiencia significativa de vitamina E en el líquido articular de pacientes que sufren artrosis.
  • Herencia: Otros tantos estudios documentan la posibilidad de una predisposición genética en la aparición de la artrosis.

La osteoartritis suele ser más común en mujeres que en hombres. Aunque los pacientes son sobre todo personas mayores, la artrosis también ocurre en personas jóvenes y atletas con síntomas de sobreesfuerzo.

¿Cuáles son los síntomas?

La artrosis produce dolor severo y movimiento restringidos en la articulación; al principio solo cuando está sometido a tensión. Más tarde, incluso en reposo, influyendo negativamente en la calidad de vida del paciente.

La mayoría de la población afectada por artrosis siente:

  • Sensibilidad a la presión, aunque sea ligera.
  • Rigidez articular, sobre todo después de un período sin movimiento o al despertarse.
  • Disminución en el rango de movimiento de las articulaciones.
  • Molestias en la articulación debido a los cambios de temperatura.
  • "Agrietamiento" en la articulación cuando se mueve.
  • Inflamación, enrojecimiento, dolor e hinchazón de la articulación.

Cuando se detectan los primeros síntomas de la enfermedad suele hablarse de principio de artrosis.

Tipos de artrosis

Como decimos, la artrosis puede aparecer en cualquier articulación, pero las más frecuentes son:

Gonartrosis o artrosis de rodilla

La articulación de la rodilla está sometida de forma constante a estrés y tensión. Mientras se realizan actividades cotidianas, como subir escaleras o doblar las rodillas mientras estamos en cuclillas, el peso ejerce presión sobre estas articulaciones exponencialmente. La degeneración se manifiesta entre los 50 y 60 años, cuando aparecen signos de artrosis, como dolor en las articulaciones al subir escaleras o después de largas caminatas.

La artrosis de la rodilla no solo se ve favorecida por la edad, sino también por otros factores, como tensión excesiva o inadecuada en las articulaciones de la rodilla en el caso de rodillas torcidas o piernas arqueadas, y por el sobrepeso. Además, los trastornos circulatorios, la falta de ejercicio, los accidentes o lesiones deportivas y la inflamación de las articulaciones causada por trastornos reumáticos o metabólicos pueden causar artrosis de la rodilla.

Coxartrosis o artrosis de cadera

El riesgo de desarrollar artrosis de cadera aumenta con la edad. Los exámenes de rayos X revelan signos de artrosis de cadera en 20% -40% de las personas con 60 años de edad. Las molestias típicas son movimientos y dolores restringidos, sobre todo en la zona de la ingle y el muslo, así como en la región de las nalgas, y que se extiende hasta la articulación de la rodilla.

En la cadera, también, el proceso degenerativo se ve favorecido por factores adicionales, como años de trabajo físico exigente, actividades deportivas intensas, sobrepeso o desalineación de las articulaciones. Los trastornos circulatorios de la cabeza femoral, el reumatismo, los trastornos metabólicos o la vida sedentaria también pueden conducir a la artrosis de cadera.

Artrosis cervical o cervicartrosis

La artrosis cervical  es una degeneración crónica del cartílago en el área cervical. Es una dolencia muy común, pero es más común en las mujeres. La enfermedad es más común en personas que trabajan durante largas horas frente a la computadora inclinando la cabeza.

La manifestación más común de la artrosis cervical es el dolor en la base del cuello. Este dolor puede irradiarse al brazo y al hombro. Los movimientos de la cabeza se vuelven cada vez más difíciles debido a la rigidez del cuello, aunque en algunos casos el problema puede ser asintomático.

La artrosis cervical es común en personas que pasan durante largas horas con la cabeza inclinada, como quienes trabajan delante de un ordenador.

Artrosis lumbar

La artrosis lumbar es una enfermedad degenerativa crónica de la columna vertebral entre las vértebras lumbares. Por lo tanto, también se lo conoce como artrosis de la columna vertebral o artrosis de la columna lumbar.

La enfermedad se debe a la mala postura durante las horas de trabajo o la actividad deportiva. La artrosis lumbar se caracteriza por dolor de espalda o dolor en la región espinal. Este dolor se percibe sobre todo durante el movimiento y los entrenamientos.

Artrosis AC

La artrosis AC es la artrosis de la articulación acromio clavicular del hombro. Se trata de la principal causa de osteoartritis en personas de mediana edad. Puede deberse a una lesión por caída o actividades como el levantamiento de pesas que llevan a una hiperextensión del hombro.

El dolor en la articulación del hombro es el principal signo temprano de artrosis AC. El dolor aumenta en las actividades como el levantamiento de pesas que requieren la extensión del brazo.

Diagnóstico

El diagnóstico de la artrosis se basa en el estudio de la historia clínica, un examen objetivo y diagnóstico instrumental. En este último la radiografía tradicional suele ser la primera opción para observar el estado de la articulación.

Los médicos evalúan la postura y la alineación de la espalda y las extremidades inferiores. Luego pasan a evaluar cuidadosamente las articulaciones dolorosas mediante la identificación de posibles hinchazones, medir la articulación y evaluar la fuerza y ​​posibles déficits neurológicos.

Tratamientos para artrosis

Ningún tratamiento detendrá el deterioro del cartílago. Sin embargo, existen soluciones diseñadas para aliviar el dolor y la rigidez de las articulaciones afectadas. Por ejemplo, las opciones de tratamiento para la osteoartrosis pueden incluir terapia farmacológica, como el uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), férulas o bastones, que pueden ayudar a proteger la articulación del uso excesivo.

El objetivo es mantener la movilidad de las articulaciones afectadas a pesar del deterioro.

Ejercicio

Es importante fortalecer y mover la articulación afectada para ayudar a aliviar las molestias causadas por la artrosis. La actividad motora regular y continua es importante para prevenir las complicaciones de la artrosis. Por lo general, se recomienda la actividad deportiva de bajo impacto continuo.

La pérdida de peso y la fisioterapia para mejorar el tono muscular alrededor de la articulación afectada también pueden ayudar. A cualquier persona que tenga artrosis se le recomienda encarecidamente trabajar con un kinesiólogo y un fisioterapeuta.

Medicamentos

Junto con la actividad motora, también se recomienda el tratamiento farmacológico para aliviar los síntomas. Medicamentos como antiinflamatorios, des-contracturantes y analgésicos pueden usarse para aliviar síntomas como dolor, hinchazón o contracción muscular.

Intervención quirúrgica

En algunos casos, se puede recomendar una cirugía para recolocar las articulaciones mal alineadas. Para algunos, los procedimientos de reemplazo de rodilla o cadera también pueden ser opciones viables y efectivas para aquellos cuya movilidad está limitada por la condición.

Recomendaciones y consejos

Para evitar la aparición de la artrosis se recomienda llevar una dieta saludable para mantenerse en el peso ideal, combinado con ejercicio físico. La actividad física regular aumenta:

  • La circulación del líquido sinovial, una sustancia que lubrica las articulaciones.
  • El suministro de nutrientes a la articulación, que ayuda en la reconstrucción ósea.
  • El control muscular y la fuerza.

Como resultado de estos estímulos continuos, la progresión de la artrosis se ralentiza.

Los fisioterapeutas dan varias recomendaciones para las personas con artrosis:

  • Intenta moverte durante al menos media hora al día.
  • Escucha a tu cuerpo: descansa cuando los síntomas empeoran y muévete cuando el dolor desaparezca.
  • Toma un descanso ocasional mientras te mueves.
  • Aumente la duración, el número de veces y la intensidad de la actividad física lentamente.
  • Muévete sobre una superficie suave si te sientes más cómodo.
  • Si es necesario, usa zapatos con suela absorbente para amortiguar el impacto.

En principio, el ejercicio es bueno para la osteoartritis de cadera y rodilla, pero no todos los deportes son igual de adecuados. Antes de poner en práctica cualquier actividad escucha la opinión de tu fisioterapeuta.

La dieta es otro componente importante. Los alimentos con propiedades antiinflamatorias como la cúrcuma y el jengibre ayudan a aliviar la inflamación. También los vegetales de hoja verde, legumbres, aceite de oliva, nueces (almendras y nueces) semillas como linaza, fruta y kéfir. Los granos integrales, como el arroz integral, el trigo bulgur, la harina de avena, el pescado como el salmón, el atún y las sardinas, también son efectivos.

Hay ciertos alimentos que deben evitarse para prevenir el avance de la artrosis. Es el caso de la comida rápida, los alimentos procesados ​​y carnes rojas, que contienen grasas no saludables. La solanina es otra sustancia que aumenta la inflamación en la articulación. Los alimentos con solanina incluyen papa, pimiento, tomate, pimentón y berenjena.

Preguntas frecuentes

¿Es lo mismo artritis que artrosis?

A menudo se habla de la artrosis y la artritis como si fuesen la misma afección. Este es un gran error. La principal diferencia es que la artritis es el resultado de la inflamación y que la artrosis tiene un origen degenerativo.

A pesar de que ambos afectan las articulaciones móviles causando una gran cantidad de dolor, e incluso inmovilidad en sus fases más avanzadas, las dos patologías tienen orígenes y tratamientos diferentes.

En el caso de la artritis, una de las membranas que cubre cada articulación se inflama y causa la primera incomodidad. El tejido de la membrana luego crece anormalmente y termina atacando el hueso y el cartílago circundante, causando lesiones y dolor. Por otro lado, en el caso de la artrosis, los huesos sufren fricción, las articulaciones ya no se doblan tan fácilmente como antes y se producen deformidades en los huesos, lo que dificulta aún más el movimiento y causa mucho dolor.

¿Cómo progresa la artrosis?

La artrosis es una enfermedad multifactorial y puede desencadenarse por muchos factores. La tasa de progresión de la enfermedad es muy individual. Mientras que en algunos pacientes la artrosis evoluciona de manera casi imperceptible, sin complicaciones e incluso sin dolores, a otros les lleva pocos años desde la aparición del primer síntoma hasta la cirugía protésica.

¿El deporte es bueno o malo para la artrosis?

Depende.

Cualquier articulación, incluida la afectada por la artritis, necesita actividad física. La falta de movimiento puede conducir al deterioro como resultado de dos factores: la reducción del metabolismo en la articulación inmóvil y la degradación del músculo aliviando la carga en la articulación. Por lo tanto, el movimiento es necesario.

Por otro lado, deben evitarse los ejercicios que generan demasiada tensión sobre las articulaciones: por ejemplo, hay que seleccionar con cuidado las cargas que se utilizan en un entrenamiento con pesas.

En el caso de los entrenamientos intensos, el dolor en realidad puede disminuir, pero por un período corto. Esto se debe a la liberación de endorfinas que acompaña a la actividad motora intensa. El peligro de esta situación consiste en el hecho de que bajo la apariencia de endorfinas se produce una destrucción intensificada del cartílago articular y, naturalmente, el desarrollo de la osteoartritis.

Por tanto, ejercicio sí, pero con la supervisión adecuada.

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