Asma

El asma es un problema que empieza a ser cada vez más frecuente, apareciendo, especialmente, en niños y jóvenes. Su alcance se estima, actualmente, en unas 300 millones de personas en todo el mundo. En países desarrollados, se estima que un 5% de la población adulta sufre esta enfermedad, lo que se duplica hasta el 10% en el colectivo de niños y jóvenes.

¿Qué es el Asma?

El asma es una enfermedad que consiste en el estrechamiento e hinchazón de las vías respiratorias, lo que provoca una mayor mucosidad. Este fenómeno conduce a una mayor dificultad de respiración, tos, silbido al respirar y falta de aire. Los episodios en que se da una dificultad respiratoria, en forma de crisis o ataques, se da de diferente forma dependiendo de distintas cuestiones, como la edad del paciente. Las causas pueden estar en ciertos elementos que sirven de estímulos para provocar la alergia, como el polen, los ácaros del polvo, las partículas de la piel del perro y el gato, el humo, el aire frío o determinados alimentos. Se trata de una patología que no tiene cura -a excepción del asma alérgico o relacionadas con el lugar de trabajo- pero sí medidas para calmar los síntomas.

¿Cuáles son los síntomas?

En este apartado, es conveniente aclarar que los síntomas varían según la edad: si bien los niños suelen presentar la tos como principal signo, los adultos experimentan rigidez en el pecho, silbidos y fatiga durante la noche. No obstante, los síntomas del asma más comunes son los siguientes:
  • Sibilancias en la salida del aire por el estrechamiento de los bronquios (lo que se conoce como pitos en el pecho).
  • Dificultad respiratoria (disnea).
  • Tos seca, más frecuentes por la noche o a primera hora.
  • Insomnio.
  • Cansancio durante la jornada diurna.
  • Dolor u opresión en el pecho.
Si a estas señales se le añaden otras, como mayor frecuencia de presentación de estos síntomas, una mayor dificultad para respiración o la necesidad de inhalador en más ocasiones, debes acudir al especialista médico para que valore tu estado y sugiera el tratamiento más adecuado teniendo en cuenta la situación.

Tipos de asma

Se clasifican diferentes tipos de asma en función de distintos criterios, como su origen o la frecuencia e intensidad de sus síntomas.

Según su origen

Asma extrínseca o alérgica

Se trata de una reacción antígeno-anticuerpo que provoca este problema, afectando, generalmente, a niños y jóvenes. Sus ataques son breves y reversibles, consistentes en broncoespasmos con silbidos y una gran dificultad para respirar. Se puede tratar con la técnica más indicada.

Asma intrínseca

Su origen está sin determinar y es más frecuente en edad adulta. Esta clase de asma tiende a cronificarse y tiene un pronóstico peor que el de origen alérgico.

Según su intensidad

Asma leve

La frecuencia y la fuerza con la que se desencadenan estos episodios son muy puntuales. Se puede controlar mediante tratamiento farmacológico y no suele afectar al día a día de sus pacientes.

Asma moderada

El asma moderada sí requiere un tratamiento más específico y altera la normalidad de los enfermos  en su rutina.

Asma grave

Se estima que un 6% de pacientes de asma sufren esta categoría más intensa. Es un modo debilitante que, incluso, puede conducir a la muerte a sus pacientes en los casos más severos. En estos casos, a pesar de las altas dosis de fármacos que toman, no controlan totalmente la enfermedad.

Diagnóstico

El diagnóstico del asma se divide en varias técnicas que, cronológicamente, pueden determinar la presencia o no de este fenómeno. En primer lugar, se realiza un diagnóstico clínico mediante la historia clínica, en la que se reflejan los síntomas. En él, se valoran las características de los episodios, su modo de manifestación, las causas o la época del año. Tras esto, se realiza un diagnóstico funcional, con una espirometría, que es una prueba de la respiración en la que se necesita el feedback del paciente, por lo que solo se realiza en niños por encima de los 6 años de edad. Otra prueba que puede contribuir a un diagnóstico certero es la que se realiza con un medidor de flujo máximo, por el que se puede determinar la fuerza de exhalación. Por último, se pasa a un diagnóstico etiológico, que busca el origen de los síntomas, ya que este paso es el más importante para mantener a raya la enfermedad.

Tratamiento

El tratamiento más indicado dependerá siempre de la causa de esta patología, por lo que descubrir el origen de estos episodios se convierte en esencial para conseguir controlar el avance de este problema. Sus objetivos finales son los siguientes:
  • Control de la inflamación de las vías respiratorias.
  • Evitar los elementos que originan estos síntomas.
  • Ayudar a que el paciente pueda desempeñar su vida normal sin los efectos del asma.
El más simbólico de los tratamientos, sin duda, es el del inhalador de alivio, compuesto generalmente de salbutamol. No obstante, también se pueden recomendar otros modos de tratamiento.

Fármacos

Hay una serie de medicamentos destinados al control de la enfermedad. Estos pueden ser orales o intravenosos, dependiendo de las necesidades del paciente.

Termoplastia bronquial

Está indicado solo para aquellos pacientes de asma grave, cuando la medicina sugerida no ha dado buenos resultados. Consiste en el calentamiento de las vías respiratorias de los pulmones mediante un electrodo. De este modo, se limita la capacidad de contracción de estas vías y, en consecuencia, facilita la respiración y minimiza los ataques de asma. Lo esencial en cualquiera de los tratamientos del asma es que el especialista adapte el tratamiento al nivel con el que afecta la enfermedad a quien la padece.

Recomendaciones y consejos

Existen muchos consejos para el asma, como sus modos de prevención de episodios de este tipo. Seguir un plan de acción para esta enfermedad, ofrecido por el médico experto, será el primer paso para reducir todo lo posible sus efectos. Estar vacunado contra la influenza y la neumonía es otra solución, ya que, en muchas ocasiones, estas patologías son el origen del asma. Controla tu respiración para así identificar y tratar los episodios de asma a tiempo.  Por último, la toma de medicamentos o el uso con prudencia del inhalador de alivio rápido son otras de las formas de mantener a raya esta enfermedad.

Preguntas frecuentes

Asma y embarazo: cómo afecta a la gestación

El asma es un factor de riesgo al que hay que atender durante el embarazo, ya que puede ser peligroso tanto para la madre como para el bebé. Así, el asma grave o no controlado puede afectar a diferentes niveles:
  • Complicación en este periodo, con una presión arterial alta o daños en órganos como los riñones.
  • Crecimiento limitado del feto.
  • Nacimiento prematuro.
  • Necesidad de cesárea.
En cambio, si mantienes controlado el asma durante el embarazo, los riesgos son casi nulos, por lo que es fundamental mantener a raya la enfermedad.

Asma vs bronquitis

El asma y la bronquitis son enfermedades respiratorias que tienen como síntoma en común la tos pero se diferencia en que la segunda tiene como señales también el dolor de cabeza, los escalofríos o una tos productiva. Además, esta se produce especialmente en el público fumador. No obstante, aunque sean patologías de diferente naturaleza, diagnóstico y tratamiento, hay personas que padecen ambas enfermedades.

¿Asma o ansiedad?

El asma y la ansiedad tienen una estrecha relación, ya que, según diferentes estudios, tener un trastorno de ansiedad tiene un riesgo 4 veces mayor de padecer asma, al igual que tener esta enfermedad respiratoria supone dos veces más de probabilidad de sufrir ansiedad.

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