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Según las estadísticas de la OMS la enfermedad de Parkinson afecta al 1% de mayores de 60 años. Se estima que en 2030 el número de pacientes podría superar los 12 millones. Este trastorno motor no es fatal, pero causa un gran impacto en la vida del paciente, por lo que se la comunidad sanitaria destina muchos recursos para su investigación, con la esperanza de encontrar una cura.
En los últimos años hemos aprendido mucho sobre el Parkinson, pero aún quedan puntos oscuros. A continuación compartimos lo que se sabe sobre la enfermedad.
¿Qué es Parkinson?
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo del sistema nervioso que afecta el movimiento. Su manifestación más característica son los temblores, que empiezan siendo apenas perceptibles (como un ligero temblor en la mano) y van progresando con el tiempo. Los síntomas son el resultado de una degeneración progresiva de las células nerviosas en la sección del cerebro que regula los movimientos del cuerpo.
El Parkinson se ve con mayor frecuencia en personas mayores, pero también puede ocurrir en adultos más jóvenes. Normalmente comienza entre los 50 y 65 años y es algo más común en hombres que en mujeres. También es más prevalente en caucásicos que en asiáticos o afroamericanos.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de Parkinson pueden incluir los siguientes y es posible que no todos aparezcan al comienzo de la enfermedad que, recordemos, es progresiva:
- Temblores: El temblor asociado al Parkinson ocurre cuando esa parte del cuerpo está relajada. Por lo tanto, se llama temblor de descanso. Un cierto porcentaje de personas también sufre un temblor de acción, es decir, el temblor ocurre cuando la persona intenta hacer algo. El temblor visto en el Parkinson generalmente es peor cuando el paciente está en reposo, mejora durante el movimiento voluntario y desaparece durante el sueño profundo. El temblor puede empeorar por la ansiedad o el estrés, especialmente cuando se encuentra en un lugar público.
- Rigidez muscular: Puede ocurrir en las extremidades o el torso. Esto puede limitar el rango de movimiento de la persona y causar dolor. La rigidez de los músculos es un síntoma menos visible que el temblor pero a menudo es más molesto para el paciente.
- Movimiento lento (bradicinesia): La enfermedad de Parkinson puede ralentizar los movimientos de una persona. Esto también hace que su paso sea más corto o que arrastre los pies mientras camina. Otros síntomas asociados con la bradicinesia son la reducción de la expresión facial, la disminución del parpadeo de los ojos y la reducción de la coordinación motora fina.
- Cambios en el habla: La voz puede suavizarse volverse monótona sin la variación normal de volumen y emoción. También pueden trabarse o dudar antes de hablar.
- Pérdida de movimientos automáticos. La enfermedad de Parkinson puede reducir la capacidad de una persona para realizar movimientos inconscientes normales, como balancear los brazos mientras camina
- Postura y equilibrio deteriorados: La inestabilidad postural incluye la incapacidad de mantener una postura estable y erguida. Esto puede hacer que la postura de la persona se encorve. Esto también ocasiona un equilibrio inestable o dificultad para levantarse cuando se está sentado.
No todos los síntomas de Parkinson están relacionados con el movimiento o los músculos. Otros síntomas incluyen la pérdida del sentido del olfato, problemas de sueño, apatía, depresión, ansiedad, estreñimiento, cambios cognitivos, fatiga, alucinaciones y / o delirios y aturdimiento.
Fases de la enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson es una enfermedad progresiva, y como tal, hay patrones típicos de esta progresión. Estos se conocen comúnmente como las etapas de la enfermedad. Hay cinco:
- Etapa uno: en la primera etapa los síntomas son leves y no obstaculizan las actividades diarias. Los síntomas aparecen en un lado del cuerpo y se experimentan como temblores u otros problemas de movimiento. La persona también puede notar cambios en la postura, caminar y expresiones faciales.
- Etapa dos: en la segunda etapa, ambos lados del cuerpo se ven afectados con el empeoramiento de los síntomas, aunque en el lado inicial son más severos. Los problemas para caminar y la mala postura se vuelven más notorios a medida que la persona experimenta mayor rigidez, temblores y otros síntomas. Además, pueden ocurrir cambios en las expresiones faciales o dificultades en el habla. Las personas en la etapa dos generalmente todavía pueden vivir solas, pero completar las tareas diarias se vuelve más complicado.
- Tercera etapa: en la etapa tres, la pérdida de equilibrio, la disminución de los reflejos y la lentitud de los movimientos marcan un punto de inflexión notable en la enfermedad. Las caídas se vuelven más frecuentes. Las tareas diarias se ven significativamente afectadas en esta etapa, pero la persona puede funcionar aún de forma independiente.
- Etapa cuatro: en la etapa cuatro, los síntomas son mucho más severos y limitantes. La persona puede levantarse sin ayuda, pero el movimiento puede requerir un andador u otro tipo de dispositivo de asistencia. La persona no puede vivir sola y necesitará ayuda con las actividades diarias.
- Etapa cinco: la etapa cinco es la etapa más avanzada y debilitante. La rigidez avanzada en las piernas también puede causar congelación al levantarse, por lo que es imposible ponerse de pie o caminar. Las personas en esta etapa requieren sillas de ruedas o están confinadas a una cama. Las alucinaciones, los delirios y la demencia son comunes en esta etapa.
Diagnóstico
Al igual que otros trastornos, el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson se realiza a través de datos que se recopilan a partir de una serie de varias fuentes, que incluyen historial médico, entrevista clínica, examen físico y neurológico y revisión de signos y síntomas.
No existe una prueba que pueda diagnosticar la enfermedad de Parkinson, pero los exámenes médicos, como los análisis de sangre y la neuro-imagen, pueden brindar respaldo para el diagnóstico o descartar otros tipos de trastornos. Otro método que ha ayudado a determinar la presencia de la enfermedad de Parkinson es prescribir una prueba de carbidopa levodopa, un medicamento que ayuda a aumentar la producción de dopamina. Si los síntomas motores mejoran como resultado de la medicación, esto aumenta la confianza en el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson.
Un neurólogo capacitado y experimentado puede proporcionar un diagnóstico basado en un examen neurológico completo y observación clínica.
Tratamientos para Parkinson
No hay cura para el Parkinson pero sus síntomas pueden tratarse de forma más o menos exitosa.
Tratamiento farmacológico
Los síntomas del Parkinson son causados, en parte, por un nivel reducido de dopamina en el cerebro. La dopamina es un químico utilizado para transmitir mensajes entre las células cerebrales. Las células cerebrales dentro de la región llamadas ganglios basales comienzan a deteriorarse y los niveles de dopamina comienzan a disminuir. Cuando los niveles alcanzan aproximadamente el 60% de lo normal, aparecen los síntomas motores.
Para mejorar las dificultades de movimiento causadas por el Parkinson, los tratamientos farmacológicos tienen como objetivo aumentar el nivel de dopamina que llega al cerebro y / o estimular las partes del cerebro donde funciona la dopamina. Hay cuatro clases principales de medicamentos dopaminérgicos que se pueden usar: levodopa (el más utilizado), agonistas dopaminérgicos, inhibidores de la COMT e inhibidores de la MAO-B.
También se usan otras drogas, y continuamente se prueban nuevos medicamentos. Es común que se prescriban medicamentos múltiples porque muchos de ellos funcionan bien juntos para controlar los síntomas y reducir los efectos secundarios.
Los estudios de calidad de vida muestran que el tratamiento temprano con medicamentos dopaminérgicos mejora el funcionamiento diario, previene las caídas y mejora la sensación de bienestar del paciente.
Con el tiempo, los medicamentos se vuelven menos eficaces para controlar los síntomas motores y los pacientes deben tomar dosis más altas con mayor frecuencia para obtener el mismo beneficio. Llegados a este punto pueden usarse tratamientos más complejos como la estimulación cerebral profunda.
Cirugía y estimulación cerebral profunda
La estimulación cerebral profunda es un tratamiento para la enfermedad de Parkinson que utiliza un dispositivo implantable similar a un marcapasos para administrar impulsos eléctricos a las partes del cerebro involucradas en el movimiento. El sistema consiste en cables insertados con precisión un área específica del cerebro, el neuroestimulador (marcapasos) implantado en el pecho y cables de extensión que conectan los cables con el neuroestimulador. Aunque la implantación del sistema requiere un procedimiento neuroquirúrgico, el tratamiento en sí consiste en la estimulación eléctrica a largo plazo. Las ventajas de la estimulación cerebral incluyen su capacidad de reducir las altas dosis de medicamentos (evitando los efectos secundarios sistémicos de la medicación), su ajuste (los ajustes de estimulación se programan de forma no invasiva con un programador inalámbrico por el clínico o un programador de pacientes) y su reversibilidad (puede activarse o desactivarse).
Otros tratamientos
Los científicos están investigando cómo la medicina regenerativa y la ciencia de células madre podrían usarse para tratar o prevenir la enfermedad. El trasplante de células cerebrales jóvenes de fetos humanos a personas con Parkinson ha mostrado resultados prometedores en varios ensayos clínicos.
Recomendaciones y consejos
Pasar de ser un individuo fuerte, independiente y saludable a ser progresivo y crónicamente enfermo puede ser difícil de aceptar. En última instancia, el único curso de acción disponible es aprender a vivir con la enfermedad. Muchos pacientes experimentan altos niveles de ansiedad, enojo y depresión. Vivir con la enfermedad de Parkinson puede ser más fácil con el uso de servicios psicológicos cuando sea necesario.
Por otro lado, el estrés amortigua la capacidad de nuestro cuerpo para hacer frente a la enfermedad. Todos los síntomas de la enfermedad de Parkinson se amplifican en presencia de estrés. Es importante identificar la causa de su estrés y eliminar o reducir su impacto en su vida. Incluso si esto significa hacer ajustes a su estilo de vida.
Cada vez más, los estudios muestran que las actividades físicas recreativas, como caminar, nadar, bailar, practicar yoga y el Tai Chi, pueden jugar un papel importante para las personas que viven con la enfermedad de Parkinson. Aunque no hay evidencia de que las actividades no médicas puedan afectar la progresión de la enfermedad, la actividad física puede ayudar con el manejo de los síntomas de la enfermedad, al tiempo que permite mantenerse activo, divertirse y aprender nuevas habilidades.
Preguntas frecuentes
¿A qué se deben los síntomas del Parkinson?
En la enfermedad de Parkinson, las células nerviosas en una región muy específica del cerebro (sustancia negra) se descomponen o mueren. Muchos de los síntomas asociados con el Parkinson son el resultado de la pérdida de neuronas que producen dopamina, el neurotransmisor que ayuda a regular el movimiento. Por eso muchos tratamientos para la enfermedad de Parkinson se basan en el aumento de los niveles de dopamina en el cerebro.
¿Las personas con Parkinson mueren antes?
A pesar de todos los problemas asociados con el Parkinson, la enfermedad tiene muy poco impacto en la esperanza de vida. Es decir, que las personas con Parkinson viven tanto como las personas sin la enfermedad. También hay que saber que el tratamiento precoz puede conseguir que el paciente viva durante años casi sin síntomas. La tasa de progresión de la enfermedad también puede variar significativamente. Para algunos, los síntomas se desarrollan en una década o dos; mientras que en otros casos el avance es más rápido.
En la mayoría de los casos, se desconoce la causa de la enfermedad, pero los investigadores generalmente creen que la interacción de factores genéticos y ambientales causa la enfermedad en la mayoría de las personas diagnosticadas.
¿Cuál es la relación entre demencia y Parkinson?
Se estima que el 50% de los enfermos de Parkinson experimentan algún grado de deterioro cognitivo significativo. Los cambios cognitivos pueden ocurrir en las primeras etapas de la enfermedad. El déficit más común observado se relaciona con la disfunción ejecutiva. Los típicos problemas de disfunción ejecutiva incluyen impedimentos en la flexibilidad cognitiva, pensamiento abstracto, iniciación de acciones, motivación o resolución de problemas. También pueden aparecer déficits en la memoria de trabajo, la velocidad de procesamiento y las habilidades de atención. Con respecto a la memoria, pueden sufrir un aprendizaje deficiente.
Las personas con enfermedad de Parkinson tienen un mayor riesgo de desarrollar demencia en comparación con la población general. Con la edad y la duración de la enfermedad también aumentan aún más este riesgo. Los cambios en el estado de ánimo y el comportamiento también suelen coincidir con los cambios cognitivos, que incluyen ansiedad, depresión, alucinaciones, apatía y control deficiente de los impulsos.