El páncreas es una glándula con forma de pimiento que se encuentra en el abdomen, entre el estómago y la columna, justo debajo del diafragma. Tiene varias funciones, pero las dos principales son la secreción de enzimas para la digestión y la secreción de insulina (que regula la concentración de glucosa en sangre). La pancreatitis o inflamación del páncreas puede poner en jaque estos procesos metabólicos tan importantes, causando estragos en el organismo.

En este artículo compartimos la información más destacada sobre esta patología, incluyendo qué es la pancreatitis y cómo se cura.

¿Qué es pancreatitis?

La pancreatitis es una enfermedad en la que el páncreas se inflama. La inflamación puede deberse al bloqueo de los conductos pancreáticos o biliares, que provoca que las enzimas digestivas se acumulen en el páncreas y dañen sus tejidos, así como a la acción de sustancias tóxicas, bacterias o daños metabólicos.

En casos muy severos, la pancreatitis puede provocar una hemorragia pancreática; se pueden producir daños serios en los tejidos, infección y acumulación de líquidos. La pancreatitis severa puede terminar afectando a otros órganos vitales, como el corazón, los pulmones y los riñones.

¿Cuáles son los síntomas?

La pancreatitis a menudo causa dolor abdominal persistente. El dolor suele aparecer en la parte superior del abdomen y puede extenderse hacia la parte posterior; varía de leve a severo e incapacitante; puede ser intermitente y normalmente empeora después de comer, beber, consumir alcohol y acostarse boca arriba.

Paradójicamente, los casos avanzados de pancreatitis crónica pueden dejar de causar dolor abdominal porque el páncreas ha dejado de producir enzimas digestivas.

Otros síntomas de pancreatitis incluyen los siguientes:

  • Hinchazón abdominal
  • Diarrea: La diarrea puede ser crónica (seis o más deposiciones por día). La diarrea es el resultado de la malabsorción de grasa, lo que produce heces voluminosas y malolientes que pueden parecer grasosas y flotar (esteatorrea).
  • Eructos
  • Fiebre y escalofríos
  • Hipo
  • Indigestión
  • Ictericia leve (coloración amarillenta de la piel y el blanco de los ojos)
  • Náuseas y vómitos
  • Erupciones en la piel
  • Pérdida de peso inexplicable (debido a malabsorción)

De no tratarse, puede provocar complicaciones potencialmente mortales, que incluyen las siguientes:

  • Deshidratación (pérdida excesiva de fluido corporal)
  • Infección
  • Fallos orgánicos (insuficiencia renal, insuficiencia respiratoria, insuficiencia cardiaca…)
  • Pseudoquistes (acumulaciones de tejido y líquido dañados que se acumulan en el páncreas, el conducto pancreático o el área circundante)
  • Daño tisular (necrosis)
  • Sangrado: la perdida excesiva de sangre puede causar la muerte del paciente

Tipos de pancreatitis

Existen dos tipos de pancreatitis: aguda y crónica. Veamos en qué consiste cada una de ellas.

Pancreatitis aguda

La pancreatitis aguda aparece de forma repentina y puede ser el resultado de un consumo excesivo de alcohol, cálculos biliares o incluso traumatismos por golpes contundentes como consecuencia de un accidente. Más del 80% de los casos de pancreatitis aguda están relacionados con cálculos biliares o el consumo de alcohol.

La pancreatitis aguda suele resolverse por sí sola en aproximadamente 3 a 7 días, siempre que no aparezcan complicaciones. Sin embargo, si no se afrontan las causas subyacentes la pancreatitis aguda puede provocar una pancreatitis crónica.

Pancreatitis crónica

La pancreatitis crónica ocurre cuando el páncreas está sometido a un daño prolongado. La pancreatitis crónica a menudo causa la formación de tejido cicatrizal, lo que se asocia con dolor intenso y pérdida de la función pancreática. Además, aumenta el riesgo de diabetes y cáncer de páncreas.

Los cambios de la pancreatitis crónica no son reversibles. Sin embargo, es posible controlar el dolor y la esteatorrea con tratamiento médico, endoscópico, percutáneo o quirúrgico. Es decir, la enfermedad no es curable pero sí tratable.

En la mayoría de los casos (90%) este tipo se relaciona con la ingesta habitual de alcohol. En un pequeño porcentaje de los casos, la causa es desconocida y, muy raramente, los pacientes pueden tener pancreatitis crónica que tiende a ser hereditaria (pancreatitis hereditaria).

Las formas más raras de esta enfermedad incluyen pancreatitis infantil y pancreatitis autoinmune.

Diagnóstico

No existe una prueba única para diagnosticar la pancreatitis. En su lugar, el médico valora los síntomas del paciente y su historial (si es bebedor habitual o ha tenido algún cálculo biliar) y si ve indicios de inflamación del páncreas puede solicitar varias de las siguientes pruebas:

  • Análisis de sangre para verificar niveles elevados de enzimas pancreáticas. Controlar la sangre en busca de niveles de enzimas digestivas como la amilasa y la lipasa ayuda a los médicos a diagnosticar la pancreatitis. Los altos niveles en sangre de estas dos enzimas son muy indicativas de pancreatitis aguda. A medida que el paciente se recupera, los niveles de enzimas digestivas disminuirán a lo normal.
  • Pruebas de heces para medir los niveles de grasa que pueden sugerir que el sistema digestivo no absorbe las grasas según sea necesario.
  • Tomografía computarizada para buscar el nivel de inflamación e identificar los cálculos biliares.
  • Ecografía abdominal para observar la inflamación en el páncreas y los cálculos biliares.
  • Ultrasonido endoscópico para buscar obstrucciones en los conductos biliares o pancreáticos y la inflamación circundante.
  • Resonancia magnética para identificar anomalías en el páncreas, los conductos y la vesícula biliar.

El diagnóstico a menudo requiere múltiples pruebas de laboratorio e imágenes; un diagnóstico tardío complica el tratamiento y la terapia. LA variante crónica de la enfermedad es más difícil de diagnosticar ya que en el páncreas puede cicatrizarse y dejar de producir enzimas, por lo que los análisis de sangre podrían parecer normales a pesar de tener pancreatitis.

Tratamientos para pancreatitis

Una vez diagnosticada, el tratamiento de la pancreatitis requiere intervención médica ya que pueden ocurrir complicaciones. Los casos leves de pancreatitis aguda pueden desaparecer sin tratamiento, pero los casos agudos graves pueden causar complicaciones potencialmente mortales y requieren hospitalización.

Los objetivos del tratamiento para la pancreatitis son reducir la inflamación, aliviar el dolor y reducir el riesgo de complicaciones y nuevos ataques. Los pacientes que tienen un historial de pancreatitis deben evitar el alcohol y las comidas abundantes, y deben llevar una dieta saludable que sea alta en carbohidratos y proteínas y baja en grasas.

Tratamiento de pancreatitis aguda

El tratamiento para la pancreatitis aguda puede incluir soporte nutricional con tubos de alimentación o nutrición intravenosa, antibióticos y analgésicos. La cirugía a veces se necesita para tratar complicaciones.

En hasta el 20% de los pacientes, la pancreatitis puede ser grave. El paciente puede necesitar ser derivado a la unidad de cuidados intensivos para tratar el daño ocurrido a otros órganos vitales, como el corazón, los pulmones o los riñones.

Tratamiento de pancreatitis crónica

El mejor tratamiento para la pancreatitis crónica es dejar de tomar alcohol, incluso si esa no fue la causa inicial. También se pueden recetar analgésicos para el dolor e incluso derivar al paciente a una clínica de dolor si es necesario.

Los pacientes que experimentan malabsorción pueden recibir instrucciones de tomar suplementos de enzimas pancreáticas con cada comida. Los suplementos enzimáticos comienzan a pregestionar los alimentos mientras están en el estómago, lo que ayuda a reducir la estimulación del páncreas causada por la ingesta de alimentos. Si un paciente tiene deficiencia de enzimas digestivas, los complementos enzimáticos ayudan a que los alimentos se absorban mejor, lo que mejora la ingesta nutricional. Evitar la estimulación del páncreas también ayuda a reducir el dolor asociado con la pancreatitis.

Otros tratamientos incluyen: restringir la grasa en su dieta; insulina (si tiene diabetes); y suplementos vitamínicos. Si el paciente fuma, también se le recomendará dejar de fumar para minimizar el riesgo de desarrollar cáncer de páncreas. En algunos casos, se puede requerir cirugía.

Cirugía

Algunos casos de pancreatitis grave requieren cirugía. Los procedimientos quirúrgicos más comunes para la pancreatitis incluyen el drenaje y la extirpación parcial o total del páncreas. Si el paciente necesita o no un procedimiento dependerá de muchos factores y deberá analizarlo individualmente con su médico.

Una opción quirúrgica es la colocación de un stent, que se puede realizar endoscópicamente. Con la inflamación crónica, el conducto pancreático se puede estrechar. Cuando el páncreas es estimulado por los alimentos en el intestino, es difícil bombear los jugos digestivos más allá de ese estrechamiento, lo que causa dolor y exacerbación. Colocar un stent en el conducto puede mantener el área angosta más abierta, previniendo o reduciendo el dolor.

En casos extremos, se puede realizar la extirpación de todo el páncreas (pancreatectomía) para reducir o eliminar el dolor asociado con la pancreatitis. La pancreatectomía alivia el dolor en el 90% de los casos, pero hace que los pacientes se vuelvan diabéticos.

Recomendaciones y consejos

Los síntomas de pancreatitis crónica a menudo se pueden controlar a través de cambios en la dieta y el estilo de vida. Además, si estás en riesgo de sufrir esta enfermedad, realizar algunos cambios puede ayudar a prevenir su aparición.

La dieta juega un papel muy importante en el desarrollo de la pancreatitis, así como en la severidad de los síntomas y la recuperación.

Comidas que se deben evitar:

  • Todos los alérgenos alimentarios sospechosos, incluidos los productos lácteos, la soja, el trigo, el maíz, los conservantes de los alimentos y los aditivos alimentarios químicos.
  • Estimulantes, incluidos la cafeína, el alcohol y el tabaco.
  • Ácidos grasos trans.

Alimentos recomendados:

  • Aceite de oliva y de coco.
  • Alimentos ricos en hierro.
  • Alimentos ricos en antioxidantes como cerezas, arándanos, tomates y pimientos.
  • Carnes magras que incluyen carne de res alimentada con pasto, aves de corral orgánicas y pescado de agua fría.

Preguntas frecuentes

¿Cuáles son los factores de riesgo para la pancreatitis?

La pancreatitis aguda ocurre en pacientes con antecedentes de enfermedad de cálculos biliares o consumo excesivo de alcohol. La crónica ocurre principalmente en pacientes entre 30 y 40 años de edad con ingestión prolongada de alcohol. La crónica también es más común en hombres que en mujeres, y es muy rara en niños.

¿Cómo se asocia el alcohol a la pancreatitis?

La causa más común de pancreatitis crónica en las sociedades occidentales es el alcohol. El consumo de alcohol ha sido implicado en aproximadamente el 70 por ciento de los casos como una de las principales causas de esta enfermedad.

Varios factores fisiológicos importantes contribuyen al desarrollo de la pancreatitis crónica en pacientes alcohólicos. El alcohol puede cambiar la composición de las proteínas secretadas por el páncreas, lo que resulta en la formación de tapones proteicos dentro de los conductos pancreáticos pequeños. También puede cambiar las cantidades de proteasas dañinas en las secreciones pancreáticas.

Por otro lado, se cree que el alcohol puede tener efectos tóxicos directos e indirectos, así como efectos sistémicos. Por ejemplo, se ha descubierto que el alcohol tiene efectos variables sobre la presión en el esfínter de Oddi. El alcohol puede precipitar y contribuir a la hiperlipidemia, un factor de riesgo conocido para el desarrollo de pancreatitis.

¿Cómo se controla el dolor en la pancreatitis crónica?

Los medicamentos orales para el dolor incluyen narcóticos como Percocet y oxicodona, y pueden usarse junto con medicamentos no narcóticos, como relajantes musculares y antidepresivos.

Si no se pueden tolerar los medicamentos orales, el paciente puede tener que ingresar en el hospital para recibir medicamentos por vía intravenosa. Los bloqueos nerviosos pueden usarse para controlar el dolor durante varios meses, e implican la inserción de una aguja a través de la piel en la parte posterior para bloquear los nervios principales que van al páncreas. Los bloqueos nerviosos destruyen los nervios, pero con el tiempo vuelven a crecer, por lo que los pacientes necesitan tratamientos repetidos.

Otro enfoque para controlar el dolor es el uso de bombas de dolor implantables en la columna vertebral. La mayoría de las bombas implantables administran dosis bajas constantes de analgésicos para mantener el dolor, y pueden usarse junto con medicamentos orales. La metadona oral es un medicamento muy bueno para controlar el dolor crónico. La mayoría de las bombas implantables administran dosis bajas constantes para mantener el dolor manejable, y pueden usarse junto con medicamentos orales. La metadona oral es un medicamento muy bueno para controlar el dolor crónico.

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