La mayoría de los casos de dolor de espalda no son causados por un daño grave o una enfermedad sino por esguinces leves, lesiones o nervios pellizcados. En este post repasamos las causas del dolor de espalda y la forma en la que podemos prevenir estos dolores.
Causas del dolor de espalda
El dolor de espalda puede ser provocado por las actividades cotidianas en el hogar o en el trabajo, o pueden desarrollarse gradualmente con el tiempo. Las posibles causas de dolor de espalda incluyen:
- Flexionarse de forma incorrecta o por mucho tiempo
- Levantar, cargar, empujar o tirar de objetos pesados
- Encorvarse en las sillas
- Estirarse de forma excesiva
- Conducir en una posición encorvada o por períodos largos sin descansar
- Usar demasiado los músculos, por ejemplo, al hacer deporte o movimientos repetitivos (lesiones por esfuerzo repetitivo)
El dolor de espalda a veces aparece de forma repentina sin razón aparente. Por ejemplo, puedes despertar una mañana con dolor de espalda y no tener ni idea de lo que lo ha causado.
Ciertas cosas pueden aumentar sus probabilidades de desarrollar dolor de espalda. Éstas incluyen:
- Exceso de peso – el peso extra de presión sobre la columna vertebral
- Fumar – esto puede deberse a los daños en los tejidos en la espalda causado por el tabaquismo o al hecho de que las personas que fuman tienden a tener estilos de vida menos saludables que los no fumadores
- Embarazo – el peso extra de llevar a un bebé añade tensión adicional en la parte posterior del cuerpo
- Uso de medicación que debilitar los huesos – como los corticosteroides
- Estrés o depresión
Cómo prevenir el dolor de espalda
Mantener la espalda fuerte y flexible es la mejor manera de evitar el dolor de espalda. El ejercicio regular, tener una buena postura y levantar correctamente pesos es todo lo que necesitas.
El ejercicio es a la vez una excelente manera de prevenir el dolor de espalda y de reducirlo, pero deberías consultar a un médico antes de comenzar un programa de ejercicios si has tenido dolor de espalda durante seis semanas o más. Actividades como el yoga o el Pilates pueden mejorar la flexibilidad y la fuerza de los músculos de tu espalda; pero es importante que lleves a cabo estas actividades bajo la guía de un instructor.
Por otro lado, usa zapatos planos con suela acolchada ya que pueden ayudar a reducir la presión sobre tu espalda.
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