La enfermedad de Crohn es una enfermedad crónica que provoca la inflamación e irritación del tracto digestivo, específicamente en la porción más baja del intestino delgado, el colon y el recto. A pesar de que el origen exacto de esta dolencia es desconocido, se sabe que esta enfermedad tiene un componente muy importante de carácter hereditario, y que también puede desencadenarse como consecuencia de factores ambientales o del tabaco. La enfermedad de Crohn comienza usualmente entre los 13 y los 30 años, y se desarrolla tanto en hombres como en mujeres.

Síntomas y diagnóstico de la enfermedad de Crohn

La enfermedad de Crohn se caracteriza por períodos de actividad e inactividad en los que los síntomas varían dependiendo de cada paciente y de la parte del tubo digestivo afectada. Entre los diversos síntomas destacan: dolores abdominales, diarrea acuosa, vómitos, obstrucciones intestinales, fiebre, pérdida de peso y fatiga. Además, también provoca hinchazón y dolor articular, así como úlceras bucales y encías sangrantes. En ocasiones, si la enfermedad afecta al ano, puede producir lesiones como fístulas, abscesos o úlceras.

La enfermedad de Crohn puede ser detectada mediante un examen físico que incluye un análisis de sangre y heces. En ciertas ocasiones el médico solicita otras pruebas como una colonoscopia o una sigmoidoscopia flexible para observar el estado del recto, el colon y el íleon. De igual modo, también puede requerir otras pruebas como una resonancia magnética del abdomen, o una tomografía computarizada para obtener una imagen del interior del cuerpo.

Tratamiento para la enfermedad de Crohn

A pesar de que no existe cura para curar con la enfermedad de Crohn, el tratamiento inicial es casi siempre con medicamentos que ayudan no sólo a aliviar los síntomas, sino también a reducir la inflamación y corregir los problemas nutricionales. Los fármacos que se recetan más comúnmente son corticoesteroides como prednisona y metilprednisolona y varios agentes antiinflamatorios, aunque también se recetan antidiarréicos, antibióticos como el metronidazol para tratar el sobre-crecimiento de bacterias en el intestino delgado, y medicamentos supresores del sistema inmunitario como 6-mercaptopurina y azatioprina.

Aunque el tratamiento inicial para la enfermedad de Crohn es la terapia médica, en torno al 75% de los pacientes requiere cirugía tarde o temprano. La cirugía, aunque tampoco cura por completo, proporciona un alivio duradero de los síntomas y reduce la frecuencia de toma de medicamentos. Con todo, de entre los procesos quirúrgicos que se pueden llevar a cabo para recudir los síntomas destacan la resección intestinal, en la que el cirujano retira la sección enferma del intestino y vuelve a unir las partes sanas; la proctolectomía, que se realiza cuando es necesario retirar el recto y parte del color; y la ileostomía, que sirve para crear una abertura o estoma para que las heces tengan por donde salir del cuerpo.

¿Qué alimentación hay que llevar si se padece la enfermedad de Crohn?

Dado que la enfermedad de Crohn puede provocar pérdida de peso y anemia debido a las úlceras sangrantes, en ocasiones es necesario seguir una dieta especial que proporcione al cuerpo los nutrientes necesarios, o suplementos alimenticios de hierro, calcio y vitaminas B12 y D. Así, se deben comer cantidades pequeñas de alimento a lo largo del día, beber mucha agua, y evitar tanto los alimentos ríos en fibra como los alimentos grasos, fritos, salsas y leguminosas. De igual modo, el estrés y el tabaco pueden empeorar los síntomas de la enfermedad de Crohn, por lo que hay que también hay que evitarlos a toda costa y descansar lo suficiente.

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