Los ataques epilépticos son el síntoma más reconocible de la epilepsia. Durante estos ataques de epilepsia, que se producen de forma súbita e inesperada, puede haber convulsiones y pérdida de conocimiento. Eso en los ataques más fuertes, porque en otras ocasiones solo hay leves movimientos rítmicos o las llamadas crisis de ausencia, durante las que el afectado permanece brevemente inmóvil y con la mirada fija, olvidando lo que estuviese haciendo en ese momento (aunque rápidamente vuelve a la normalidad como si nada hubiera pasado).

Causas de los ataques epilépticos

La causa de los ataques de epilepsia está en una actividad eléctrica anómala en ciertas zonas del cerebro. El desencadenante de las crisis epilépticas es el aumento de la actividad eléctrica de un grupo de neuronas. Los impulsos eléctricos (descargas) que generan se propagan por el cerebro alcanzando a las neuronas que controlan a los músculos, haciendo que se produzcan los movimientos incontrolados y las convulsiones.

Cualquiera puede sufrir un ataque epiléptico, pero la epilepsia solo se diagnostica si estos ataques se repiten con cierta frecuencia.

Síntomas de los ataques de epilepsia

Un epiléptico puede predecir cuándo va a tener un nuevo ataque epiléptico. Los síntomas de advertencia son:

  • Sensación repentina de miedo o ansiedad (como si supiese que va a pasar algo malo)
  • Sensaciones anómalas, por ejemplo, deja vu (es la sensación de que algo ya se ha vivido)
  • Olores intensos, sabores amargos (ocurre cuando la descarga se produce en la parte del cerebro que percibe los olores o los sabores)
  • Alteraciones visuales: los enfermos pueden ver luces, manchas, líneas o halos antes de la crisis
  • Nauseas
  • Vértigo

Las convulsiones de la epilepsia pueden ser generalizadas o centrase en alguna parte del cuero (brazos, piernas…), dependiendo de la zona del cerebro dónde se estén produciendo las descargas anómalas.

En el estado epiléptico (status epilepticus), el más grave de los trastornos convulsivos, las convulsiones no se detienen. El estado epiléptico es una urgencia médica porque la persona tiene convulsiones acompañadas de intensas contracciones musculares, no puede respirar adecuadamente y tiene extensas (difusas) descargas eléctricas en el cerebro. Si no se procede al tratamiento inmediato, el corazón y el cerebro pueden resultar permanentemente lesionados y puede sobrevenir la muerte.

La secuencia del ataque epiléptico es la siguiente:

  1. El ataque comienza con movimientos extraños, habla incoherente, gemidos o ruidos raros
  2. Posteriormente el epiléptico se queda completamente rígido y cae al suelo
  3. A los pocos segundos comienzan las convulsiones

Durante el ataque el epiléptico no es consciente de lo que pasa, y cuando la crisis termina (pueden ser segundos o minutos, rara vez más de cuarto de hora) está confuso y no recuerda que ha pasado. Mientras dura el ataque pueden rechinar los dientes, babear, gruñir o perder el control de sus esfínteres.

Para terminar os dejamos con un vídeo sobre cómo actuar ante un ataque epiléptico:

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