Sobrepeso, obesidad y diabetes son palabras que se escriben juntas. La diabetes -el nombre completo es diabetes mellitus (DM)- se ha hecho un hueco en el panorama de las enfermedades más comunes de la actualidad. La culpa es de una de las plagas que asola nuestro tiempo, al menos en el mundo occidental: el sedentarismo.

Hablar de sedentarismo es hablar de sobrepeso y obesidad, y todo el mundo sabe que los kilos de más influyen, y mucho, en el desarrollo de enfermedades como la diabetes mellitus tipo 2. Nos estamos refiriendo a la diabetes tipo 2, así que conviene aclarar que existen varios tipos de diabetes, dependiendo de su origen.

Sobrepeso, obesidad y diabetes tipo 2

La citada diabetes tipo 2 es, con diferencia, la forma más habitual (aproximadamente el 90% de los casos de diabetes). Se caracteriza por que la insulina producida no es capaz de realizar eficazmente su acción metabólica –que consiste, entre otras cosas, en facilitar la absorción de glucosa por parte de las células-, ya sea porque no se secreta en cantidades suficientes o porque las células del organismo son resistentes a insulina –es decir, tienen problemas para usar la insulina-.

¿Cómo se relacionan el sobrepeso y la obesidad con la diabetes? Es sencillo, las personas con sobrepeso tienden a ingerir una gran cantidad de alimentos, forzando al pancreas a secretar más insulina. Con el tiempo el pancreas se va desgastando por el esfuerzo y produce menos insulina . Además, las células comienzan a experimentar un fenómeno llamado resistencia a la insulina, que provoca que la glucosa, aunque haya insulina, no pueda introducirse a la célula.

Por otro lado estarían la diabetes tipo I, en la que no hay producción de insulina porque un trastorno autoinmune hace que el propio organismo destruya las células encargadas de su síntesis; la diabetes gestacional, dónde algunas hormonas del embarazo pueden inhibir la acción de la insulina; y otros tipos de diabetes bastante poco frecuentes.

Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de diabetes?

  • Hablamos de una enfermedad en la que, independientemente de su tipo, se dispara la concentración de azúcar (glucosa) en sangre.
  • Hablamos de una enfermedad sistémica, ya que los altos niveles de azúcar en sangre afectan a muchos órganos, como riñones y corazón. Los problemas van desde riesgo cardiovascular hasta amputaciones o ceguera.
  • Hablamos de una epidemia a nivel mundial, con más de 347 millones de diabéticos en todo el mundo. Y la cifra no hace más que aumentar.
  • Hablamos de una verdadera amenaza en el futuro. La OMS prevé que la diabetes sea la séptima causa de muerte a partir  del año 2030, sobre todo debido a su papel en el aumento de los riesgos cardiovasculares.
  • Y lo más importante: en el caso de la diabetes tipo 2 -es decir, la mayoritaria- hablamos de una enfermedad prevenible. Sólo es necesario una dieta saludable y actividad física diaria (los expertos dicen que con media hora de ejercicio moderado al día basta) para poder esquivarla.

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