El alcohol es el invitado más común en fiestas y eventos de todo tipo, y el rango de edades en que se consume es cada vez más amplio. Aunque se han demostrado algunos efectos beneficiosos del consumo moderado de vino o cerveza, abusar del alcohol tiene consecuencias devastadoras. El alcohol puede dañar de forma irreversible nuestro organismo, produciendo enfermedades como la temida cirrosis hepática, y no solo eso, también puede destruir nuestra vida, tanto social como personalmente. Conocer los síntomas del alcoholismo es clave para saber si tú o alguna persona de tu entorno tiene problemas con el alcohol.  En este post te damos algunas claves para reconocer a un alcohólico.

Cómo reconocer los síntomas del alcoholismo

Los alcohólicos habitualmente no son conscientes de su enfermedad hasta que están inmersos de lleno en ella. Creen que controlan perfectamente su ingesta de bebidas alcohólicas sin dificultad, y que esto no les supone problema alguno. De hecho, un síntoma característico es el aumento de la tolerancia al alcohol en la primera fase, aunque posteriormente esta tolerancia al alcohol disminuirá bruscamente. Sin embargo, lo que en un principio es una actividad ociosa con la familia o amigos, pronto se convierte en una necesidad. Los alcohólicos comienzan a beber solos, incluso recién levantados. Comienzan a comprar ingentes cantidades de bebidas alcohólicas y a esconderlas por los sitios más inesperados para asegurarse tener siempre alcohol cerca. Además, otro de los efectos del alcohol más típico en la mente del alcohólico es un comportamiento agresivo cuando se le pregunta o se le increpa acerca de esta actitud recolectora.

Los alcohólicos pronto cambian su actitud a nivel personal, laboral, y social. Su máxima prioridad es tener suficientes bebidas alcohólicas y por supuesto, poder ingerirlas. No dudan en realizar cualquier actividad, delictiva o no, para poder asegurarse el alcohol, llegando incluso a encontrarse en situaciones humillantes o vejatorias. El alcohólico comienza a descuidar toda su vida, llegan tarde al trabajo, o se vuelven ineficientes, lo que conlleva al despido. Su actitud con su pareja, amigos y familia se vuelve ausente, agresiva y despreocupada, generando habitualmente conflictos que derivan a la soledad del individuo. Este, en esta carrera hacia la tumba, se arrepiente continuamente de su comportamiento, y se plantea varias veces dejar de beber alcohol, de forma tajante. Sin embargo, recae habitualmente, y cada vez de forma más intensa, lo que empeora la situación. Además, los efectos del alcohol en su organismo no son únicamente psicológicos, también le pasan factura a nivel fisiológico. Una de las enfermedades más devastadoras a causa de los efectos del alcohol es la cirrosis alcohólica, aunque existen otros muchos desordenes generados por la ingesta masiva de bebidas alcohólicas.

La cirrosis alcohólica es una enfermedad del hígado ocasionada por la ingesta excesiva de alcohol, que conlleva a la destrucción hepática, lo que además, conlleva a la destrucción o mal funcionamiento de otros órganos, como el cerebro, a causa de la incapacidad de eliminar toxinas del cuerpo por parte del hígado, lo que conlleva irremediablemente a la muerte del individuo, ya que la enfermedad es irreversible.

Habitualmente, el desarrollo de la enfermedad conlleva un deterioro tanto físico como cognitivo. Esto es entendible ya que el alcohol provoca alteraciones hepáticas, con la consecuente insuficiencia en la eliminación de toxinas y gestión de iones propios, además de fallos en el sistema digestivo y cardio-vascular, entre otros. A nivel cognitivo, los efectos del alcohol más notables son la destrucción neuronal, con el deterioro mental consiguiente.

Queda patente por tanto las graves lesiones que producen las bebidas alcohólicas cuando no se consumen con moderación, las cuales, sino se tratan, pueden conllevar a la muerte del individuo.

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