Prueba del PET
Una mujer preparándose para someterse a un examen PET

Si en nuestro anterior artículo repasamos las no pocas ventajas que suponía el uso de la prueba del PET en oncología, en esta ocasión vamos a referirnos a las desventajas, que también las hay. Así tendremos una visión completa de los pros y contras de esta tecnología.

Desventajas de la prueba del PET en oncología

  • Los isotopos empleados en el examen PET son de vida media ultracorta. Literalmente se desintegran en poco tiempo (algunos lo hacen en apenas minutos).  Eso obliga a tener un ciclotrón (un acelerador de partículas para producir isotopos) en el mismo centro dónde se realiza el estudio, y no es un aparato que pueda conseguirse fácilmente.
  • Posibles efectos adversos de la radiación. Si bien esos efectos están muy controlados, por norma general se intenta radiar a los pacientes lo menos posible. Además, a algunos pacientes no les gusta demasiado la idea de ser irradiados.
  • La frecuencia de falsos positivos hace que las lesiones catalogadas como cáncer deban ser sometidas a otro estudio complementario, normalmente biopsia, si es posible, para comprobar el diagnostico de malignidad
  • La resolución espacial de las imágenes obtenidas en la prueba del PET es relativamente baja, lo que dificulta la localización exacta del cáncer,  (aunque esto puede corregirse empleando PET-CT).
  • El estudio PET lleva tiempo y se hace un poco pesado e incómodo para el paciente, que tiene que estar tumbado y quieto dentro del tomografo.
  • La prueba del PET necesita personal cualificado. Se requiere una formación especial para realizar una PET y poder interpretar correctamente sus resultados.

Conclusiones sobre el  examen PET

En resumen, la PET en el diagnóstico por imagen pone de manifiesto cambios en la actividad metabólica tisular, lo que la convierte en una técnica de gran utilidad en la detección de tumores. Su uso en oncología abarca todas las etapas de la evolución del cáncer: diagnostico, localización de sitios de biopsia, estadificación, búsqueda de metástasis, planificación de radioterapia, seguimiento, evaluación de la respuesta al tratamiento y determinación de recurrencia.

La utilidad de la PET para conseguir un mejor pronóstico y calidad de vida para el paciente está demostrada y, aunque su coste es elevado, constituye un ahorro. Dicho ahorro proviene de evitar otros exámenes y procesos complementarios, eludir cirugías u hospitalizaciones innecesarias y optimizar terapias.

Es de esperar que la PET siga creciendo en aceptación y tenga cada vez más aplicaciones clínicas. Su futuro en oncología está ligado a la utilización conjunta con las tecnologías de imagen anatómica como el TC o, más recientemente, la RMN.

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