La parálisis facial de Bell o, simplemente, la parálisis de Bell, es una condición médica que hace que el nervio facial no funcione. Esto provoca parálisis y las distorsiones de la cara. La parálisis puede aparecer como flacidez o expresiones congeladas en el rostro. Imagina, por ejemplo, a alguien que tuviera el ceño constantemente fruncido. Vamos a conocer más a fondo este trastorno.
Parálisis facial de Bell: causas
La parálisis de Bell puede aparecer de forma abrupta, con los pacientes dándose cuenta del problema al despertarse por la mañana y verse en el espejo. En otros casos, la parálisis tarda varios días o incluso más tiempo en desarrollarse plenamente.
La parálisis de Bell se produce cuando el nervio facial está dañado por la presión o hinchazón. Los nervios faciales (uno en cada lado) controlan los músculos de la cara, las orejas, las glándulas salivares y lacrimales, además de proporcionar parte del sentido del gusto en la lengua.
En última instancia, las causas oír las que se daña el nervio facial son desconocidas, pero se cree que el nervio resulta comprimido o se hincha por una inflamación. La mayoría de los científicos creen que el origen es una infección viral como la meningitis, el virus de las llagas o el del resfriado común. Sin embargo, no hay ninguna razón por la cual el nervio facial se debilite o para qué algunas personas se vean más afectadas que otras.
Algunos estudios han encontrado que la parálisis de Bell relacionarse con un virus o ser una respuesta del sistema inmunológico
Parálisis facial de Bell: síntomas
La gravedad de la parálisis facial puede variar. En los casos graves el paciente tiene serias dificultades para adoptar expresiones faciales. También hay problemas para hacer actividades cotidianas como comer o beber.
Otros síntomas pueden incluir: entumecimiento facial, babeo; dolor alrededor de los oídos, y la pérdida del sentido del gusto. Además, los párpados no se pueden cerrar completamente y se siente pesadez en la cara.
Parálisis facial de Bell: tratamiento
Algunas personas se recuperarán con el tiempo sin tener que hacer nada. Para el resto, existen varias opciones de tratamiento para afrontar la parálisis facial.
Los estudios más recientes han demostrado que un antiinflamatorio como la prednisona combinado con un antiviral como el acyclovir puede reducir eficazmente los síntomas de la parálisis facial. Otras terapias incluyen técnicas de relajación, acupuntura, estimulación eléctrica, capacitación de biorretroalimentación, y terapia con vitaminas. En los casos más graves puede plantearse una cirugía que alivie la presión sobre el nervio.
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