Aparición de puntos ciegos en la visión, luces parpadeantes o centelleos brillantes en forma de zigzag.  Estos suelen ser los principales síntomas de la migraña ocular o migraña oftálmica. Realmente, estas alteraciones visuales pueden llegar a ser muy aparatosas y, mientras duran la crisis, invalidantes para la persona que los sufre, puesto que muchas veces se ve obligada a interrumpir sus actividades.

Se trata de los síntomas previos a un dolor de cabeza

Pese a su aparatosidad, estos síntomas, que son pasajeros y no suelen durar más de 15 minutos, no son otra cosa  que el anuncio de una jaqueca o dolor de cabeza que suele aparecer con posterioridad.

La mayoría de personas con migraña ocular aseguran que esas alteraciones visuales temporales que preceden al dolor de cabeza suelen afectar a un solo ojo y se produce en el lado contrario al que aparece la jaqueca con posterioridad. Aunque en menor proporción, también existen testimonios de pacientes que aseguran no  sufrir de ningún dolor de cabeza tras la crisis.

Factores desencadenantes de la migraña oftálmica

Como ocurre con el resto de migrañas, sus causas no se conocen con certeza, aunque la mayoría de estudios apuntan al factor hereditario como motivo principal.

De cualquier modo, existen diversos factores que actúan como desencadenantes de este problema, agravando sus síntomas e incrementando su frecuencia:

Problemas psicológicos como estrés, ansiedad o depresión.

Las bebida excitantes: café, té, alcohol…

Alimentos como el chocolate o, en general, las comidas picantes.

Ciertos medicamentes como los anticonceptivos orales.

El tratamiento de la migraña ocular

Una vez se ha desencadenado la crisis, el mejor tratamiento es el reposo en algún lugar con nula o escasa luz. De esta forma, tanto los síntomas previos como el dolor se hacen más soportables hasta que, finalmente, suelen acabar desapareciendo.

 A nivel de prevención lo más efectivo es evitar los posibles factores inductores de las crisis, tratando de gestionar adecuadamente el estrés, así como reducir o moderar el consumo de café y chocolate. Unos hábitos de vida saludables: dieta equilibrada, el ejercicio físico moderado, no fumar y reducir el consumo de alcohol también pueden resultar de gran eficacia para reducir los ataques de migraña.

Siempre bajo prescripción facultativa, el uso de analgésicos puede servir para aliviar la intensidad del dolor en los casos más severos y recurrentes.

La necesidad de acudir al especialista

Aunque en la inmensa mayoría de casos, la migraña ocular no reviste mayor importancia y rara vez puede causar daños permanentes visuales o cerebrales, cuando aparecen por primera vez los síntomas, o si se agravan en frecuencia o intensidad, es necesario acudir a un especialista para descartar la presencia de alguna patología grave que requiera atención inmediata

La migraña ocular suele ser hereditaria  y cíclica, por lo que es posible sufrir varios episodios en un mes y luego estar varios años sin sufrir ninguna. Aunque no se puede curar, siguiendo los consejos contenidos en la Guía de salud visual: ojos sanos todo el año es posible atenuar sus efectos y los de otros problemas relacionados con nuestra vista.

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