La diarrea es una de las afecciones más comunes que podemos padecer, sea cual sea la edad que tengamos. La mayoría de las ocasiones en las que la sufrimos (la media entre adultos está en cuatro veces al año) ni siquiera reparamos en las causas que pueden haberla producido, ya que suelen ser diarreas agudas, algunas de las cuales no duran más de unos pocos días. Sin embargo, es importante saber cuáles pueden ser las fuentes de origen de la diarrea y sus efectos, para así poder actuar de la forma que beneficie más a nuestra salud.

 

Si bien la diarrea de tipo agudo que desaparece a los pocos días por regla general no reviste mayor problemática, hay ciertas señales a las que tenemos que estar atentos en caso que nos indiquen que la diarrea es un síntoma de una enfermedad o de una dolencia mayor. La llamada “diarrea crónica” o “diarrea de larga duración” (más de tres semanas) puede ser peligrosa por si sola en el momento en que nos vemos expuestos a una constante pérdida de líquidos y sales necesarias para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.

Efectos de la diarrea

 

Aunque por regla general los efectos de la diarrea son similares en todos los casos (tener que ir al baño de forma frecuente, náuseas estomacales, distensión abdominal, calambres) existen otros efectos que su mera aparición puede considerarse como una señal de alarma y que requieren que consultemos con nuestro médico (aparición de pus o sangre en las heces, o que éstas sean de un color oscuro). Lo mejor es consultar y asegurarnos que no existe riesgo para nuestra salud.

 

La diarrea puede venir de muchas fuentes diferentes: podemos contagiarnos a través de diferentes bacterias existentes en alimentos o aguas infectadas que no han sido correctamente tratadas o conservadas. También podemos padecer diarrea viral a través de infecciones como la Hepatitis o el Rotavirus, entre otros. Los parásitos también son otros de los causantes de esta afección, al igual que diversas intolerancias de nuestro organismo, que reaccionan de esta manera ante el consumo de lactosa, gluten u otras sustancias presentes en los alimentos.

 

En el caso de los niños, también es muy común que estos puedan sufrir diarrea, y casi siempre está causada por contagio a través del Rotavirus. Algunos de los efectos de la diarrea en los más pequeños, sobre todo si padecen de deshidratación, son un carácter irritable, fiebre elevada y ojos más hundidos de lo normal. En el caso de los bebés, siempre es recomendable consultar con un doctor para saber a ciencia cierta que no hay riesgo, ya que los efectos de la diarrea son mucho más fuertes en ellos.

 

Tanto en niños como en adultos hay que estar muy pendientes de los síntomas de la deshidratación, ya que esto puede conllevar consecuencias de elevada gravedad, incluso la muerte: por eso, resulta esencial mantener una dieta pobre en grasas y rica en agua, que nos ayude a recuperar la pérdida de nuestro organismo. También, un buen medicamento para la diarrea puede ayudarnos a frenar los síntomas y hacer que el lapso de tiempo que transcurra la enfermedad sea algo más llevadero.

 

La conclusión es que, a pesar de que la diarrea suele ser un simple episodio molesto que interrumpe nuestra rutina y que no suele tener más consecuencias, lo cierto es que conviene tratarla de forma conveniente para no agravar sus síntomas, así como también estar pendiente de cualquier muestra anómala que pueda suponer que existe algo más. La visita al médico se traduce en un cultivo de las heces que clarificará si existen microorganismos en nuestro cuerpo; por otro lado, los exámenes de la sangre nos ayudarán a saber si existe cualquier otra enfermedad que no pueda revelarse sólo con el cultivo.

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