El 13 de septiembre de 1851 nació Walter Reed, quien probó que los mosquitos (Aëdes aegypti) transmiten la fiebre amarilla. Una enfermedad de la que tal vez no hayas oído hablar porque cada vez es menos frecuente (por suerte).

¿Qué es la fiebre amarilla?

La fiebre amarilla es una infección viral potencialmente fatal que se transmite por los mosquitos en las regiones tropicales de África y Sudamérica.

El virus de la fiebre amarilla pertenece a la familia Flaviviridae, entre cuyos miembros también encontramos a los causantes del dengue y la encefalitis japonesa.

La fiebre amarilla puede causar epidemias repentinas, con una tasa de mortalidad de casi el 50%. Muchos de los afectados tienen que pasar una larga temporada en el hospital.  Aunque en los últimos 60 años se dispone de una vacuna segura y eficiente, todavía se producen epidemias que constituyen un riesgo para la salud en las regiones tropicales.

Síntomas de la fiebre amarilla

En casos leves, los síntomas son similares a los de la gripe, pero en casos graves el enfermo experimenta fiebre alta y pueden sufrir toda una serie de efectos secundarios, como sangrado interno, insuficiencia renal y meningitis.

Una característica clásica de la fiebre amarilla es la hepatitis, que es la razón de la coloración amarilla de la piel (ictericia) y el nombre de la enfermedad.

La mayoría de los síntomas aparecerán dentro de tres a seis días después de la infección. En algunos casos, una persona no puede experimentar ningún síntoma durante un corto período de tiempo, pero más tarde desarrolla un caso extremo del virus.

Quienes viajan a zonas afectadas pueden experimentar síntomas durante unos días, seguidos por un período de remisión de aproximadamente 48 horas, sólo para desarrollar posteriormente, y de forma fulminante, la enfermedad.

¿Cómo se transmite la fiebre amarilla?

El virus de la fiebre amarilla se transmite a través de la picadura de un mosquito infectado. Para pasar de persona a persona un mosquito debe picar a un enfermo y luego picar a una persona sana para transmitirle el virus.

El virus se introduce en el torrente sanguíneo a través de la saliva del mosquito mientras muerde. Entonces viaja dentro del cuerpo y puede reproducirse en una gran variedad de células, generalmente el hígado, los riñones y los vasos sanguíneos.

Además, las células del sistema inmunológico se ven afectadas y liberan grandes cantidades de sustancias de señalización. Estas sustancias son la causa de los síntomas normales de la enfermedad, como el dolor muscular y la fiebre, que también se observan en la gripe.

La mejor forma de tratamiento es la prevención, que consiste en aplicar la vacuna a las personas que viven en los países más afectados o piensan viajar a cualquiera de ellos.

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