Este año el invierno ha sido largo -o eso nos ha parecido- , a pesar de lo cual la gripe no ha sido demasiado severa. Pero a veces surgen cepas del virus de la gripe que son especialmente virulentas y pueden extenderse a nivel mundial provocando una pandemia como la de gripe aviar de hace algunos años. En estos casos lo más eficaz es el uso de las vacunas antipandémicas. Te contamos cómo se hacen las vacunas pandémicas contra la gripe.
Cómo se hacen las vacunas pandémicas contra la gripe
La producción de una vacuna antipandémica se pone en marcha cuando uno de los centros colaboradores de la OMS notifica la detección de una nueva cepa del virus de la gripe que difiere considerablemente de las cepas circulantes. Con la nueva cepa se realiza un análisis detallado.
En primer lugar el virus debe adaptarse para ser menos patógeno. Para ello se combina con una cepa estandarizada de virus de laboratorio. Transcurridas unas tres semanas, se forma un virus híbrido o cepa vacunal que contiene todos los genes de la cepa estandarizada, excepto los antígenos superficiales (proteínas víricas que desencadenan la formación de anticuerpos), que son de la cepa pandémica.
Este híbrido se somete a pruebas para comprobar que posee los antígenos de la cepa pandémica capaces de inducir la reacción inmune, pero que a la vez es tan «inofensivo» como la cepa estandarizada, y que puede multiplicarse bien. Terminada esta etapa, que suele durar otras tres semanas, la cepa vacunal se distribuye a los fabricantes.
Tras ensayar durante aproximadamente tres semanas las mejores condiciones para su multiplicación, los fabricantes inyectan la cepa vacunal en millares de huevos, incubándolos durante dos o tres días para obtener cantidades ingentes del virus hibrido. Después los virus se extraen de la clara de huevo y se descomponen mediante sustancias químicas. Acto seguido, las proteínas del virus se purifican y se obtienen cientos de litros de proteína vírica purificada que constituye el antígeno que se suministrará como vacuna.
Se necesitan unas dos semanas para producir cada lote de antígeno. Los lotes se someten a un control de calidad que no puede iniciarse hasta que se reciben los reactivos proporcionados por la OMS para cuantificar las dosis correcta de vacuna. Los lotes se diluyen hasta alcanzar la concentración deseada de antígeno y el producto resultante se envasa en frascos o jeringas debidamente etiquetados. A continuación se realizan pruebas de esterilidad, confirmación de la concentración de proteínas y pruebas en animales para garantizar la bioseguridad.
Por último, dependiendo de cada país, se lleva a cabo la realización de los ensayos clínicos pertinentes. La aprobación reglamentaria es imprescindible antes de que las vacunas pandémicas contra la gripe puedan salir al mercado o administrarse a las personas.
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