Durante el último año asistimos al auge en toda España de los cigarrillos electrónicos. Sus defensores sostienen que es una alternativa al cigarrillo de toda la vida pero sin los consabidos efectos perjudiciales para la salud, casi como una terapia para dejar de fumar.

 Sin embargo, la proliferación del cigarrillo electrónico ha desatado las alarmas en la comunidad sanitaria ante un producto que no ha demostrado, ni mucho menos, ser inocuo y que algunos expertos señalan que podría ser cancerígeno (estudios de la FDA estadounidense encontraron dietilenglicol y nitrosaminas, ambas cancerígenas, en dos marcas de cigarrillos electrónicos). Por eso piden que se someta a las mismas restricciones que el tabaco y parece que las Autoridades ya están tomando nota. Sea como sea, aun no hay estudios concluyentes sobre los cigarrillos electrónicos, así que no vamos a aventurarnos a opinar sobre ellos. Lo que si vamos a hacer es explicaros cómo funcionan los cigarrillos electrónicos.

 ¿Cómo funcionan los cigarrillos electrónico?

La versión actual de los cigarrillos electrónicos proviene de un farmacéutico chino llamado Hon Lik, que en el 2003 patentó el primer cigarrillo electrónico basado en nicotina y al año siguiente empezó a comercializarlo. Los usuarios del cigarrillo electrónico disfrutan de un vapor saborizado, similar al de fumar una cachimba.

La forma del cigarrillo electrónico respeta la del cigarrillo tradicional, pero más largo y voluminoso (algunos se parecen más a puros). Un cigarrillo electrónico tiene tres componentes principales:

Cartucho: también llamado boquilla o inhalador. En su interior contiene una solución liquida agua, propilenglicol, glicerina vegetal, aromas, sabores y, de forma opcional, nicotina. Hay una gran variedad de aromas y sabores para elegir: tabaco, menta, vainilla, café, manzana…

Atomizador o nebulizador: esta pieza se encarga de convertir en vapor de agua o agua nebulizada la solución liquida que hay dentro del cartucho.

Batería: que suministra la energía para que el atomizador convierta el líquido del cartucho en vapor de agua. Su duración es variable según el modelo. Desde un par de horas hasta más de un día.

A la hora de fumar (aunque en este caso lo llaman vapear para evitar las connotaciones negativas) la persona inhala a través de la boquilla. El flujo de aire generado por esa inhalación es detectado por un pequeño sensor, lo que hace que la batería active el atomizador. El atomizador se calienta (debido a la resistencia eléctrica que tiene en su interior) y vaporiza el líquido del cartucho. El vapor aromatizado resultante (recordemos que puede llevar nicotina) es inhalado por la persona, al igual que si estuviese fumando. Para darle más realismo, el extremo contrario a la boquilla lleva un led que se ilumina cada vez que se da una calada, al igual que lo haría la brasa de un cigarro.

Ahora que sabes cómo funcionan los cigarrillos electrónicos, ¿crees que son una buena alternativa a los cigarrillos tradicionales?

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