El hombre como especie está genéticamente capacitado para comportarse como: sujeto culto capaz de desarrollar un lenguaje simbólico; sujeto religioso que se formula preguntas acerca del sentido de la vida; y sujeto ético que emite juicios de valor y es capaz de prever las consecuencias de sus actos.
La ética fue evolucionando en el hombre desde una ética individual hasta una ética grupal (familiar, tribal, nacional…). Actualmente se puede hablar de una ética global expresada en forma de derechos humanos, movimientos pacifistas, ecologismo, etc.
En 1971, preocupado por las implicaciones éticas que podrían traer algunos de los avances científicos, V. R. Potter acuñó el término Bioética, que se dedica al dialogo entre la cultura científica y la cultura humanística. La bioética se interesa por las implicaciones éticas de la biomedicina, de la práctica médica y de nuestra relación con otras formas de vida. Como disciplina se apoya en cuatro principios fundamentales:
- Autonomía: En medicina este principio se expresa en el consentimiento informado, que básicamente consiste en respetar las preferencias de los pacientes en cuanto a sus preferencias en cuidados médicos.
- Beneficencia: En medicina este principio significa actuar siempre buscando el beneficio del paciente.
- No maleficencia: Como complemento del principio anterior, este señala la obligación de no perjudicar intencionadamente al paciente.
- Justicia: Este principio señala simplemente que hay que evitar las desigualdades en el trato.
La bioética ha demostrado también ser una disciplina necesaria en áreas como la genética. El boom de la genética empezó en 1940, cuando, en base a los trabajos de Mendel, se describió la genética de la transmisión; y llega hasta nuestros días, con la investigación con células madre.
Los nuevos avances en manipulación genética han provocado algunos recelos, causados en muchas ocasiones por una valoración ética negativa de lo artificial frente a lo natural. Sin embargo, parece ignorarse que las construcciones humanas son tan “naturales” como, por ejemplo, las presas de los castores, pues tenemos una inteligencia natural para realizar obras tecnológicamente avanzadas. La diferencia es que nosotros podemos ver las implicaciones éticas. Además, el rápido progreso provoca que la legislación ande siempre dos pasos por detrás del hecho científico. Por ello se hizo necesario un debate social interdisciplinar.
Cuando se quiere realizar una investigación no sólo hay que analizar los pros y contras de llevarla a cabo (acción), sino también los de no realizarla (omisión). Para decidir sobre la ética de una investigación se crearon los comités de bioética: órganos deliberativos, plurales e independientes (su función es aconsejar, no legislar).
La ciencia es imparable, ya sea porque el progreso científico es continuo o bien porque los científicos no están dispuestos a detenerse. La libertad de investigación es un derecho, pero ¿dónde está el límite?
1 Comentario
[…] La bioetica nace de una preocupación por las implicaciones eticas de los avances en ciencia y en la practica médica. […]
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