Trasplante de hígado de donante vivo: los secretos del trasplante hepático

¿Te has preguntado alguna vez como se hace un trasplante de hígado de un donante vivo? Puede que sí o puede que hasta ahora no, en cualquier caso, en este post pretendemos desvelar los secretos del trasplante hepático.

¿En qué consiste un trasplante de hígado de donante vivo?

El hígado trasplantado puede proceder de dos tipos de donante:

• Donante muerto: alguien que ha fallecido y no ha sufrido ninguna lesión hepática.
• Donante vivo: una persona sana que decide donar parte de su hígado, normalmente un pariente o a alguien muy cercano que lo necesita.

Entre los motivos por los que se puede necesitar un trasplante, el más común es la cirrosis, una necrosis del tejido hepático que suele suceder por alcoholismo o infección prolongada de hepatitis B o C.

El trasplante de hígado de donante vivo es relativamente reciente, puesto que los primeros se realizaron en la década de los 80.

¿Cómo se hace un trasplante hepático?

Estos son los pasos de un trasplante hepático procedente de un donante vivo:

• El futuro donante pasa por toda una serie de pruebas médicas y psicológicas. Los objetivos principales son determinar que el hígado que se va a trasplantar está sano y es apto para trasplante, que donante y receptor tienen compatibilidad sanguínea y que el donante conoce los riesgos del procedimiento y no actúa bajo ninguna presión o interés egoísta. Estos exámenes abarcan un periodo de 2 a 4 semanas, aunque en casos urgentes pueden reducirse a solo dos días.
• Una vez que está todo listo, se fija el día del trasplante. Ese día se extrae la porción de hígado del donante que va a ser trasplantada. Para ello el cirujano divide el hígado del donante en dos porciones, y extirpa una de ellas, que será la elegida para el trasplante. El donante permanece en observación de 4 a 7 días, y se recupera completamente en un mes. La incisión que se le ha practicado se cierra con sutura o grapas, que serán retiradas en una de las visitas posteriores de seguimiento.
• Ahora hay que actuar rápidamente. La porción de hígado extirpada se transporta en una solución salina refrigerada (que conserva el hígado durante un máximo de 8 horas). Lo ideal es que donante y receptor se encuentren en el mismo centro, para agilizar la operación.
• Con el paciente ya sedado, lo primero es extirparle el hígado enfermo, lo cual se hace a través de una incisión en la parte superior del abdomen. El hígado extirpado es reemplazado entonces por la porción de hígado del donante. Una vez en su sitio, viene la parte más delicada y es conectar el nuevo hígado a los vasos sanguíneos y vías biliares del paciente. Se requiere gran cantidad de transfusiones para hacer frente a las pérdidas de sangre.
• En el caso del donante la estancia postoperatoria es como mínimo una semana y se recuperará totalmente en un periodo de 6 a 12 meses, aunque necesitará control médico toda su vida.

Tras el trasplante, tanto el hígado del donante como el nuevo hígado del trasplantado crecen hasta alcanzar su tamaño normal en un breve periodo de tiempo.