Hoy vamos a abrir una pequeña ventana al pasado. Lo haremos a través de un recorrido por la historia de las prótesis. Para empezar, ¿Qué entendemos por prótesis? Las prótesis son extensiones artificiales cuyo objetivo es reemplazar la falta, total o parcial, de un órgano o un miembro. Hablamos de brazos artificiales, piernas artificiales, dientes de oro, prótesis mamarias, ojos de cristal y otros ingenios similares.
No se debe confundir una prótesis con un aparato ortopédico. La ortopedia no reemplaza, sino que ayuda a corregir un defecto o facilitan llevar a cabo una determinada acción. Dos ejemplos de ortopedia podrían ser las plantillas de calzado para corregir los pies planos o el andador que usan los ancianos con problemas de movilidad.
Historia de las prótesis
Las primeras prótesis
Pero volvamos a las prótesis. ¿Desde cuándo se tiene constancia de su uso?
Parece que tenemos que remontarnos hasta el antiguo Egipto para encontrar las primeras prótesis hechas por el hombre. Los egiptólogos encontraron dos réplicas del dedo gordo del pie en una momia enterrada en las cercanías de Luxor, Egipto. Los ingeniosos artefactos tenían tres piezas y estaban hechos de madera y cuero. Los análisis concluyeron que fueron fabricados entre el 950 y el 750 A.C. Según las teorías que existen hasta el momento, esas réplicas del dedo gordo del pie no tenían una finalidad puramente estética, sino que eran verdaderas prótesis que ayudaban a caminar con normalidad a los egipcios con amputación de ese dedo.
Este descubrimiento desplazo a la que hasta entonces era la prótesis más antigua descubierta. Se trataba de una pierna protésica hallada en Capua, Italia, y que databa del 300 A. C, en pleno Imperio Romano. La pierna estaba hecha en hierro y bronce, con un núcleo de madera, y habría servido de apoyo a un amputado por debajo de la rodilla. Por desgracia la prótesis original fue destruida en Londres por un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que ahora solo quedan replicas.
Aparte de ambos hallazgos contamos con los testimonios, más o menos fantasiosos, de historiadores antiguos como Heródoto (484-425 A.C) o Plinio el Viejo (23-79 D.C.). Heródoto cuenta, por ejemplo, como un vidente persa que iba a ser ejecutado se libró de sus cadenas amputándose el pie y reemplazándolo por una prótesis de madera con la que recorrió casi 50 km hasta el pueblo más cercano. Una hazaña similar a la narrada por Plinio, quien habla sobre un general romano al que le amputaron el brazo derecho y en su lugar le colocaron una mano de hierro para sostener el escudo y volver a la batalla.
Prótesis en la Edad Media
Durante la Edad Media hubo pocos avances en protésica. Fue una época oscura en el que se produjo un estancamiento en casi todas las ramas del conocimiento. Los únicos hechos destacables, fueron la pata de palo y el gancho de mano que, sin embargo, estaban solo al alcance de los adinerados. Las prótesis para el resto eran poco funcionales y estaban más pensadas para disimular heridas o deformidades que para ser realmente útiles en el día a día.
Las prótesis y la guerra
Por una triste paradoja es en las guerras donde más avanzan disciplinas médicas como la cirugía o la protésica. Fue a golpe de batalla en las que el número de amputados se contaba por cientos cuando las prótesis empezaron a tener diseños que permitieran mayores movimientos. Precisamente un cirujano del ejército fue el considerado padre de la cirugía y la protesica modernas. Se trata de Ambroise Paré, cirujano de las tropas del ejército francés a partir de 1536. Paré se convirtió en un experto en la fabricación de miembros artificiales para soldados amputados. Quizás su invento más destacado sea una mano de hierro con muñeca articulada y dedos móviles diseñada para el alemán Götz von Berlinchingen. El pulgar se mantenía rigido mientras que la posición del resto de dedos podía fijarse mediante una serie de ruedas mecánicas, lo que permitía al poseedor de la mano agarrar objetos como plumas o espadas.
Con el tiempo la cirugía de amputación fue haciéndose más cuidadosa. A partir del siglo XIX ya no era necesario amputar a la altura del muslo si podía evitarse y hacerlo a la altura del tobillo.
Se usaron materiales más ligeros, como el aluminio, para que las prótesis fueran más manejables. Las piernas artificiales se hicieron articulables, ganando en movilidad.
El futuro de las prótesis
Sin duda la historia de las prótesis no ha hecho más que empezar. Desde las sencillas patas de palo hasta verdaderos prodigios de la ingeniería. El futuro apunta al uso de prótesis robóticas cada vez más integradas con el resto del cuerpo y que incluso podrán controlarse con la mente. Algunos ejemplos de lo que viene:
- Prótesis oculares con cámaras conectadas a internet.
- Brazos guiados por el cerebro, capaces de recibir e interpretar las señales neurológicas.
- Sillas de ruedas capaces de moverse con el pensamiento.
- Prótesis de pierna capaces de moverse en todas direcciones.
Robótica y medicina se alían. El hombre biónico es ya una realidad. ¿Qué opinas sobre la evolución de las protesis desde sus inicios? Esperamos tus impresiones en los comentarios.
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