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La cistitis es una infección urinaria que afecta principalmente a las mujeres (se estima que 1 de cada 3 mujeres sufrirá cistitis a lo largo de su vida frente a 1 de cada 20 mujeres). Se trata de una infección fácilmente tratable en la mayoría de los casos pero puede ser muy molesta. En esta página te damos toda la información sobre la cistitis.
¿Qué es cistitis?
La cistitis es la forma más común de infección del tracto urinario. Se trata de una inflamación de la vejiga, que a veces afecta también a la uretra (el tubo que drena la orina desde la vejiga). El prefijo cis de la palabra en cistitis se refiere específicamente a la vejiga
Una infección bacteriana es la causa más común de los casos de cistitis, y escherichia colli el principal sospechoso. Se trata de bacterias que se encuentran de forma habitual en nuestro intestino y pueden llegar a colonizar la vejiga. La infección también puede ser causada por hongos o virus.
Aparte de la infección, existen otras causas menos habituales de cistitis. Son las siguientes:
- Sensibilidad a productos químicos:Algunas personas pueden desarrollar una reacción alérgica en la vejiga cuando se exponen a ciertos químicos presentes en productos de higiene femenina.
- Medicamentos:Se cree que hay varios tratamientos médicos que pueden inducir la cistitis, como la quimioterapia, la radiación o el uso frecuente de antibióticos.
- Otras causas: lacistitis también puede deberse a agrandamiento de la próstata, cálculos renales, diabetes, lesiones de la médula espinal, cáncer de vejiga, relaciones sexuales, estrés, mala alimentación, alergias alimentarias y desequilibrios hormonales como los que se experimentan durante la menopausia o el embarazo.
En algunos casos, los episodios de cistitis ocurren con frecuencia y requieren un tratamiento regular o a largo plazo. También existe la posibilidad de que la afección progrese a infección renal, por lo que es vital buscar atención médica si los síntomas no se resuelven.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de la cistitis incluyen los siguientes:
- Ardor, dolor o picor al orinar
- Ganas de orinar con más frecuencia de lo normal y con urgencia
- Dolor o incomodidad en la parte inferior del abdomen
- La orina es oscura, turbia o tiene un fuerte olor
- Sensación general de cansancio
- Molestia pélvica crónica
- La cistitis con sangre en orina también puede ocurrir
Entre los niños pequeños, los síntomas posibles incluyen fiebre de 38 grados C o más, irritabilidad, debilidad, vómitos y disminución del apetito.
Tipos de cistitis
Se diferencian varios tipos de cistitis, en función de sus causas. Las más comunes son las siguientes:
Cistitis infecciosa o bacteriana
Es el tipo de cistitis más habitual y como ya hemos explicado la causa más habitual es la infección por escherichia coli. Por detrás en número de casos están las infecciones víricas causadas por poliomavirus y las infecciones fúngicas por Cándida.
Si el origen de la cistitis es infeccioso puede cursar con otros síntomas típicos como fiebre, escalofríos y sangre en la orina.
Cistitis intersticial
Los pacientes con cistitis intersticial o CI tienen todos los síntomas de una infección del tracto urinario, pero los cultivos de orina no encuentran bacterias, virus u hongos. Al principio, se pensó que la CI era una disfunción y / o lesión de la pared de la vejiga. Investigaciones recientes, sin embargo, también han encontrado que muchos pacientes tienen una lesión muscular del piso pélvico subyacente que contribuye o exacerba los síntomas.
Cistitis eosinofílica
La cistitis eosinofílica (CE) es un trastorno vesical muy raro que se caracteriza por la acumulación de eosinófilos (un tipo de glóbulo blanco) en la vejiga. Los eosinófilos viven en el torrente sanguíneo en pequeñas cantidades. Nuestro organismo fabrica más en respuesta a alergias, afecciones de la piel, infecciones, enfermedades autoinmunes, algunos cánceres y trastornos de la médula ósea. En algunas condiciones, sin embargo, los eosinófilos se acumulan en varios órganos y tejidos donde pueden causar lesiones e inflamación, incluyendo: vejiga, esófago, estómago, colon y vasos sanguíneos.
Cistitis por ketamina
La cistitis por ketamina (o síndrome de vejiga de ketamina) es un efecto secundario del uso recreativo de la ketamina. Este tipo de cistitis se documentó por primera vez en 2007, cuando varios médicos descubrieron que la adicción a la ketamina causaba graves trastornos en el tracto urinario.
Cistitis hemorrágica
Los pacientes con cistitis hemorrágica se caracterizan por tener sangre visible en la orina. A menudo se asocia con terapia contra el cáncer (radiación, quimioterapia), varias exposiciones químicas (colorantes, insecticidas y ketamina), cáncer de vejiga y enfermedad autoinmune grave (VIH).
Cistitis por radiación
La cistitis por radiación a menudo ocurre como efecto secundario de la radioterapia para el tratamiento del cáncer en el área pélvica (próstata, cuello uterino, ovario, vejiga). La radiación puede dañar y / o desencadenar inflamación en los vasos sanguíneos y tejidos que apoyan la función de la vejiga. Los síntomas pueden ser de corta o larga duración, la intensidad depende de dónde se ve afectada la vejiga, y la dosis a lo largo del tiempo.
Cistitis inducida por quimioterapia
Ciertos tipos de terapia contra el cáncer (quimioterapia) pueden irritar la pared de la vejiga. Este problema puede agravarse y causar ulceración de la pared, lo que podría ocasionar una hemorragia grave.
Cistitis folicular
La cistitis folicular puede aparecer después de períodos de cistitis crónica a largo plazo, ya sea por infección o por quimioterapia, en la que el revestimiento de la vejiga parece cambiar. En la pared de la vejiga se observan pequeños nódulos de color marrón en la mucosa, a menudo en áreas de inflamación profunda. En algunos casos, la mucosa de la vejiga se engrosa mucho, adquiriendo un color púrpura o grisáceo.
Cistitis por schistosoma
El Schistosoma es un gusano plano parásito que puede infectar todo el cuerpo humano, incluido el tracto genitourinario. Los humanos se infectan por contacto con agua contaminada que contiene la forma larvaria del parásito. La mayoría de los casos ocurren en África.
Independientemente de la causa también se clasifican las cistitis en agudas y recurrentes. La cistitis aguda aparece de forma repentina y se resuelve sin que aparezcan nuevos episodios durante un tiempo determinado.
Llamamos cistitis crónica o recurrente a la que aparece al menos cuatro veces al año. Puede deberse a la recidiva de la infección original, la reinfección por una nueva bacteria o la sobreinfección, donde a la bacteria original se le añade una nueva.
Diagnóstico
El diagnóstico de la cistitis es sencillo, basta con que el médico se fije en los signos y síntomas del paciente. En algunos casos se pueden encargar varias pruebas para tener un diagnóstico más completo.
Los pacientes con sospecha de cistitis infecciosa generalmente se someterán a una prueba de orina y cultivo combinado con pruebas de sensibilidad a antibióticos para determinar qué tratamiento es el más efectivo.
En ocasiones se usan ultrasonidos o radiografía para descubrir otras causas de inflamación de la vejiga, como una anomalía estructural o un tumor. Otras veces se usa una cistoscopia, sobre todo cuando el paciente ha experimentado síntomas durante un largo período de tiempo.
La cistitis intersticial puede ser más difícil de diagnosticar debido a que los síntomas se superponen con otras afecciones, como una vejiga hiperactiva, vulvodinia, dolor pélvico crónico y endometriosis. Por eso a veces no se diagnostica con precisión hasta cinco años después de la primera muestra de síntomas.
Tratamientos para cistitis
Tratamiento médico
Una infección del tracto urinario es algo simple de tratar, pero si no se trata puede progresar a una infección peor que afecte a los riñones y cause problemas renales.
El tratamiento para la cistitis depende de qué está causando la inflamación. La cistitis causada por bacterias se trata con antibióticos, que surten efecto en uno o dos días. Por otro lado los antagonistas muscarínicos y glicosaminoglicanos son los fármacos medicamentos para la cistitis causada por otras afecciones.
En el caso de cistitis por radiación o inducida por quimioterapia el tratamiento pasa por la suspensión temporal del medicamento o la radiación, usar una terapia que puede ayudar a proteger la pared de la vejiga y, por supuesto, la terapia del dolor. La modificación de la dieta para evitar los alimentos ricos en ácido y cafeína también es muy útil.
Tratamiento natural
Muchas veces la cistitis leve se resolverá sola sin tratamiento en unos pocos días. La infección puede tratarse de forma natural con alimentos como el arándano rojo y los probióticos.
El uso de arándano para los problemas urinarios se remonta a las tribus nativas de América. Se cree que el jugo de arándano y el extracto de polvo de arándano evitan que E. coli y otras bacterias se adhieran a la pared de la vejiga. Por su parte los probióticos son útiles para prevenir el crecimiento excesivo de bacterias dañinas.
Si la cistitis dura más de cuatro días, lo mejor es consultar con un médico.
Recomendaciones y consejos
La cistitis puede prevenirse poniendo en práctica algunas medidas sencillas. Son las siguientes:
- Micción frecuente: ve al baño siempre que necesites orinar. Retrasar la micción puede provocar cistitis.
- Bebe mucha agua: en general, beber mucha agua ayuda a desintoxicar el cuerpo. La hidratación es especialmente útil para evitar la cistitis a quien se somete a radioterapia o quimioterapia.
- Vaciar la vejiga después del coito: es una buena idea vaciar la vejiga antes y después de las relaciones sexuales para disminuir la posibilidad de cistitis. También se recomienda que las mujeres beban un gran vaso de agua antes y después de mantener el sexo para ayudar a eliminar las bacterias del sistema urinario.
- Mantén una buena higiene íntima: después de ir al baño, limpia siempre de delante hacia atrás. Se reducirá la posibilidad de que las bacterias intestinales viajen a la uretra desde el ano.
- Use ropa interior adecuada: si es propenso a la cistitis, la ropa interior de algodón puede ayudar a los genitales a respirar.
- Evita ciertos productos: es mejor evitar el uso de ciertos productos en el área genital que pueden irritar la vejiga y la uretra, incluyendo los aerosoles desodorantes y los productos femeninos, como los tampones perfumados.
- Date un baño si tienes infecciones de vejiga a menudo, bañarse con cierta frecuencia puede ayudar a prevenirla.
Preguntas frecuentes
¿Por qué la cistitis es más frecuente en mujeres?
Se debe a la anatomía del tracto urinario femenino, donde la uretra queda muy cerca del ano, la posibilidad de infección por paso de bacterias desde el intestino hasta la vejiga aumenta. También ayuda el hecho de que la uretra femenina sea más corta que la masculina (las bacterias llegan antes a la vejiga).
Por otro lado el coito la entrada pasiva de bacterias hacía la vejiga. Precisamente por eso se recomiendas vaciar la vejiga después del coito.
¿Qué aumenta el riesgo de cistitis?
Varios factores pueden aumentar el riesgo de sufrir cistitis. Por ejemplo, las mujeres sexualmente activas sufren un mayor riesgo, al igual que las que usan el diafragma como método anticonceptivo. Estar embarazada o pasar por la menopausia también puede aumentar el riesgo de infecciones de la vejiga. Otros factores de riesgo a tener en cuenta incluyen:
- Interferencia del flujo de orina, habitual en hombres con próstata agrandada o con cálculos en la vejiga.
- Uso de un catéter, común en adultos mayores y enfermos crónicos.
- Condiciones graves: un sistema inmune deprimido puede aumentar el riesgo de infecciones de la vejiga, especialmente cuando la persona también tiene diabetes, infección por VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) o está recibiendo tratamiento para el cáncer.
¿Cuáles son las complicaciones de la cistitis?
Es fácil tratar la cistitis, pero si no hay tratamiento pueden aparecer complicaciones, como la infección renal.
Se cree que el 55% de las infecciones de la vejiga involucran a los riñones, y las infecciones frecuentes conducirán a insuficiencia renal, daño renal progresivo crónico y formación de abscesos. Esto es grave, ya que las infecciones renales pueden causar daño permanente a los riñones. Los adultos mayores y los niños pequeños tienen el mayor riesgo de daño renal ya que los síntomas a menudo se confunden con otra cosa.