Bulimia

La bulimia nerviosa es uno de los trastornos alimenticios más comunes en el mundo. Estos trastornos componen la enfermedad mental con más mortalidad en el mundo por las complicaciones físicas y mentales que provocan, llevando, incluso, al suicidio, por lo que es importante conocer toda la información para actuar en casos así. Los trastornos alimenticios, entre los que se encuentra la bulimia, afectan a unas 400.000 personas en España, de los que más del 75% son chicos con edades comprendidas entre los 12 y los 24 años, por lo que es un colectivo al que hay que atender especialmente. Una gran mayoría (el 90%) son mujeres.

Qué es la Bulimia

Se llama bulimia nerviosa porque quienes la padecen suelen darse atracones con excesivas cantidades de comida en muy poco tiempo. Las personas bulímicas no pueden controlar ese impulso, al igual que el sentimiento de culpa o vergüenza que experimentan tras haberlo hecho, lo que les lleva a la conocida como purga, en la que se autoinducen a vómitos o al empleo de laxantes y/o diuréticos para expulsarlos. También es frecuente que estas medidas las complementen con un ejercicio físico excesivo, de forma que se obsesionan con evitar ganar peso por esas ingestas tan desmesuradas. Por lo general, los episodios de ingestas desproporcionadas se producen unas 15 veces por semana, al igual que las acciones posteriores mencionadas. Se estima que en esas ingestas, pueden llegar a alcanzar un consumo de entre 10.000 y 40.000 calorías. La bulimia es un trastorno que puede convertirse en crónico, aunque sus síntomas aparezcan de forma intermitente. La mortalidad es algo superior a la de la anorexia, debido a las consecuencias de los vómitos recurrentes o el uso de elementos purgativos. Su curación, en base a diferentes estudios, se estima en torno a un 40%, lo que da una idea de la complejidad de estos casos y la necesidad de que se trate a tiempo.

¿Cuáles son los síntomas?

En ocasiones, quienes rodean a las personas que padecen bulimia no son capaces de detectar el problema, ya que la apariencia es de total normalidad y los pacientes suelen no tener problemas de peso. Algunos de los síntomas de bulimia más comunes son los siguientes:

• Extrema preocupación por el aspecto y forma del cuerpo y su peso.
• Pavor a aumentar de peso
• Atracones de comida continuos en los que se siente la incapacidad para parar
• Forzar el vómito y/o realizar demasiado ejercicio físico
• Uso de laxantes y/o diuréticos
• Ayunar o restringir las calorías
• Recurrir en exceso a suplementos dietéticos o productos de hierba para bajar de peso
• Baja autoestima, depresión o ansiedad

Algunas de las consecuencias más frecuentes de padecer bulimia son las siguientes:

• Dolores de cabeza recurrentes
• Hinchazón del rostro, especialmente en las parótidas
• Problemas dentales
• Mareos
• Pérdidas de cabello
• Irregularidades en el periodo menstrual
• Arritmias
• Deshidratación
• Hernia hiatal
• Pérdida de masa ósea
• Pancreatitis

Se considera que la gravedad de la bulimia es directamente proporcional al número de purgas que el paciente realiza semanalmente.

Tipos de bulimia

Principalmente, la bulimia se divide en dos clases dependiendo del grado de arrepentimiento del sujeto tras comer demasiado.

Purgativo

En este caso, el enfermo recurre a vómitos, laxantes y diuréticos para evitar ganar peso.

No purgativo

En este tipo de bulimia nerviosa, se utilizan otras técnicas compensatorias, como ayunos en otros períodos o ejercicio físico desmesurado.

Diagnóstico

El doctor puede sospechar de que su paciente sufre un problema de bulimia cuando está demasiado preocupado por el aumento de peso y se observa en su historial grandes oscilaciones en este índice. Otras evidencias a las que se atiende es la tumefacción de las glándulas salivales de las mejillas, la presencia de cicatrices en los nudillos, erosión en el esmalte dental o bajos niveles de potasio en sangre. En cambio, el diagnóstico puede llegar a ser complicado, puesto que los momentos en que actúan de esa forma compulsiva pueden ocultarlos fácilmente, además de que sus síntomas se pueden confundir con los de otras enfermedades. Por tanto, la forma más eficiente de obtener un diagnóstico real es mediante una entrevista psiquiátrica en la que se desvele la percepción del paciente sobre su cuerpo y la comida, así como una exploración física en la que se consiga detectar las señales como consecuencia de este trastorno alimenticio.

Tratamientos para la Bulimia

Es fundamental entender que los tratamientos para este trastorno deben adaptarse a la situación, condiciones y necesidades del paciente de forma individualizada. Los dos métodos más usuales son la psicoterapia y los medicamentos. 

Medicamentos

Los fármacos serán recetados por el doctor encargado del caso, teniendo en cuenta distintos aspectos, para que esté ajustada a la condición del enfermo.

Terapia psicológica

Las premisas más importantes en un principio es evitar los vómitos y así devolver a la normalidad el metabolismo del enfermo; de esta forma, aprenderá a mantener una dieta equilibrada y un buen hábito alimenticio. La terapia psicológica será un eje sobre el que reestructurar las ideas racionales y alejar los pensamientos erróneos que tiene sobre su propio cuerpo.

La familia

Aunque pueda sorprender, la familia juega un papel muy importante en esta recuperación, ya que de su implicación dependerá en gran parte su éxito. El círculo cercano al enfermo debe ser prudente en sus acciones y comentarios para no agravar el problema. Unos consejos básicos para ello son los siguientes:

• Evitar comentarios en los que se critique el peso o la comida que ingiere esa persona.
• No tratar la bulimia como un problema menor y darle la importancia que requiere.
• No controlar a quien sufre el trastorno todo el tiempo ni referirse siempre a su problema, ya que se puede sentir agobiado.
• Evitar acuerdos tipo chantaje, instándole a comer a cambio de alguna recompensa, ya que, de esta forma, puede ser contraproducente.

Preguntas frecuentes

Bulimia: cómo prevenirla

La bulimia es un trastorno demasiado complejo como para ofrecer unas pautas específicas para prevenirla; por ello, pueden valer algunos consejos para guiar a la persona que la padece hacia una actitud saludable o buscar tratamiento profesional antes de que la situación vaya a peor.

• Desarrolla hábitos alimentarios positivos desde la infancia, con una autorregulación de la saciedad en los niños pequeños, evitando forzar a comer más de lo que realmente quieren o necesitan.
• Fomenta una imagen corporal saludable sin contar con el peso, el tamaño, la forma o la apariencia.
• Planea comidas familiares con regularidad.
• Evitar el aislamiento social del paciente.
• No comparar con otras personas y valorar las cualidades propias.
• Fomenta el pensamiento positivo y optimista.

Bulimia vs Anorexia

La bulimia y la anorexia son trastornos alimenticios pero cada uno presenta diferente naturaleza en función del modo con el que la persona se comporta ante la comida. Es posible que un paciente padezca ambas patologías simultáneamente o de forma sucesiva. En ambos casos, se trata de un miedo a sentirse o verse gordo, por lo que se trata de evitar ganar peso; no obstante, en la anorexia no hay descontrol por la comida, sino todo lo contrario, directamente evitan comer, lo que les conduce a un peso excesivamente bajo.

Bulimia y embarazo: cómo afecta a la gestación

La bulimia, así como cualquier otro trastorno alimenticio, puede afectar considerablemente al periodo de gestación de la siguiente forma:

• Devolver la comida incide en una baja energía y deficiencias nutricionales para la madre que puede ser muy negativo para el hijo.
• La deshidratación a causa del vómito o del uso de laxantes y diuréticos es muy perjudicial para la gestación.
• El ejercicio físico en exceso incide en una fatiga evidente nada beneficiosa para el feto.
• La diabetes gestacional en la que se puede incurrir por los atracones o la subida de presión en la madre puede causar el nacimiento de un bebé con sobrepeso.

Esta es la información acerca de la bulimia, una enfermedad cada vez más presente por los estereotipos creados por la sociedad, que generan unas falsas expectativas y causan cada vez más casos de trastornos alimenticios de este tipo.